Tras la racha de victorias en los últimos encuentros, el Betis visitaba La Cerámica con la intención de poner la guinda a la dinámica sumando tres puntos antes del parón. Partía Pellegrini con Guido junto a William Carvalho, Fekir por detrás de Willian José y Juanmi con Ruibal en los costados.
El planteamiento del Ingeniero era coherente: bloque medio con ambos puntas siendo conservadores sin saltar sobre los centrales y obligando a Juanmi junto a Ruibal a saltar sobre los laterales rivales cuando recibían. El objetivo es el de ser sólidos, no estirar al equipo y transitar tras recuperar el balón. Y es un registro del juego que habitualmente el conjunto verdiblanco domina. La cuestión está en la idea de Emery: 4-4-2 en rombo con Manu Trigueros libre y Danjuma acompañado de Yéremi Pino con muchísima movilidad arriba. A esta superioridad numérica se le suma el nivel altísimo del Villarreal en salida de balón, que encontraba constantemente al hombre libre, lo que provocaba que el Betis únicamente persiguiera sombras. Pese a esto, los de Pellegrini logran igualar el partido mediante robos y contragolpes, llegando con relativa facilidad y pudiendo correr al espacio.
Justo cuando el partido está más igualado, un error garrafal de Bellerín en la entrega y, posteriormente, en la toma de decisión para defender la jugada, lleva al 1-0. Esto, más allá de la inferioridad en el marcador, obliga al conjunto verdiblanco a estirarse, a presionar arriba y a asumir riesgos. En este escenario el submarino amarillo es muy superior: saliendo desde atrás, transitando, teniendo ocasiones claras de gol… los verdiblancos se quedaron muy cortos presionando arriba y pudieron recibir una goleada.
Los de Pellegrini fueron muy inferiores en todos los aspectos pero, además, justo cuando habían igualado la contienda, un nuevo error atrás les condenó a estirarse y a asumir riesgos. En este contexto poco pudieron hacer para doblegar a un conjunto top en este registro del juego.