Plan XIV: Bórdalas

No es que gane partidos, es cómo los gana. Y no es que los pupilos de Manuel Pellegrini rindan, es el nivel al que están rindiendo. En el reparto del trabajo que hace el Ingeniero a sus obreros antes de cada jornada, el chileno consigue que todos y cada uno de sus peones ejecuten de forma magistral las tareas encomendadas. Y es que tiempo atrás, todas y cada una de las alineaciones planteadas por los técnicos verdiblancos tenían un «pero». El entrenador que todo aficionado al fútbol lleva dentro salía de las entrañas del bético para poner en duda alguna de las decisiones tomadas por el director de la orquesta para, si el plan no salía como se esperaba, tener un motivo con y por el que atizarle. Ahora, con Manuel Pellegrini al frente del Plan 2.0, da (literalmente) igual quien salga de inicio (o como revulsivo). Porque sí, en el Plan 2.0 del Ingeniero tienen cabida, y ejerciendo incluso de coprotagonistas (que no figurantes), futbolistas como Álex Moreno o Martín Montoya.

«Tú te encargarás de repartir herramientas y materiales a todos tus compañeros, William». Manuel Pellegrini afirmó en una entrevista para Betis TV que él nunca quiso desprenderse del centrocampista portugués, y por algo sería. Que William Carvalho dé un auténtico recital futbolístico en la medular bética dejó de ser noticia hace tiempo. «Álex, para ti, la taladradora. Te quiero ver picando piedra igual, o mejor, que contra el Rayo Vallecano». El lateral catalán, fallo incluido, fue el mejor contra su ex equipo. Pero es que su actuación ante los de José Bordalás, desquiciando y anulando a Dimitri Foulquier y Gonçalo Guedes a partes iguales no tuvo nada que envidiarle. «Hoy, Sergio, te dejo como supervisor de la obra». Sergio Canales ha vuelto. En Vitoria no estaba, ante el Bayer Leverkusen le costó, frente a los vallecanos mejoró y contra su ex equipo brilló. «Y vosotros dos… vosotros dos haced lo que os dé la gana», terminó el Ingeniero diciendo a Borja Iglesias y Juanmi en la asignación de tareas.

Si bien hay quienes dejaron que, por minutos, el «miedo» de sufrir de la misma forma que se sufrió (y ganó) ante el Rayo Vallecano se apoderase de ellos, lo del Valencia no fue más que un susto. Era una noche para disfrutar. Si ante los madrileños las oficinas del Benito Villamarín sufrieron un importante apagón, lo del cuadro che no fue más que una bombilla fundida. Porque para actuaciones buenas, planes mejores. Buena culpa del éxito de las misiones que los obreros del Ingeniero llevaron a la práctica las tiene el propio técnico chileno del Real Betis. José Bordalás también llegó a las oficinas del Benito Villamarín con su propio plan, el de siempre. Pero, a diferencias de temporadas anteriores, el fútbol de verdad (el de Manuel Pellegrini) imperó por encima del «otro fútbol» (el del capitán de un barco lleno de agujeros). El Plan fue un éxito porque el jefe de obras se preocupó de que todos y cada uno de sus peones no solo cumplieran la tarea asignada, sino que la bordaran. Y las bordaron, Bordalás.