El RC Celta del Chacho Coudet ha sido uno de los equipos más reconocibles de LaLiga tras la llegada del técnico argentino. Mediante su peculiar esquema que parte desde el 4-1-3-2, ofrece una idea de juego alegre, ofensiva y muy atrevida. En este sentido, durante esta temporada está teniendo problemas para imponer su filosofía frente a sus rivales.
En fase ofensiva es un equipo propositivo y que busca constantemente la posesión del balón para superar a sus oponentes. Sale desde atrás de forma organizada y posee la intención de plantarse en campo rival para que los jugadores más talentosos (Brais, Denis, Aspas…) combinen y se acerquen a la portería rival. Tiene magia en tres cuartos y pegada en el área gracias al genial año que está cuajando Santi Mina.
Sin la pelota es un bloque que busca la presión alta y al que le gusta presionar tras pérdida mediante los constantes esfuerzos de Renato Tapia. El peruano es quien sostiene al equipo cuando este pierde la pelota y es la figura mediante la cual el equipo del Chacho se hace fuerte por dentro.
Más allá de esta idea de fútbol, tiene tantas bajas por contagios de COVID que es prácticamente imposible saber si Coudet mantendrá su idea o si, por lo contrario, opta por un planteamiento más conservador con la intención de no conceder atrás frente a un equipo con tanta pólvora arriba.