La ingeniería alemana es potente. De las mejores del mercado. El propio Real Betis ya lo experimentó, y sufrió, en sus ‘carnes’ contra los vecinos de Leverkusen. Sin embargo, la derrota de los verdiblancos frente a los pupilos de Oliver Glasner –la primera como locales en Europa League 2021/2022–, se puede (y debe) achacar más a los errores de su propio Plan que a la eficacia en el trabajo de sus homólogos de Frankfurt. Y es que, otra vez, los errores individuales terminan costándole puntos y partidos al cuadro de las trece barras. La debilidad defensiva, esa que campó a sus anchas durante el inicio de la temporada, ha regresado. El equipo de Manuel Pellegrini vuelve a ser ese equipo que concede mucho, fácil y, en ocasiones, demasiado rápido. Quizás, el Plan 2.0 ideado por el Ingeniero para afrontar el proyecto europeo no fuera el mejor, pero tampoco era malo. Simplemente hubo fallos individuales, de obreros concretos, que dificultaron el paso de la maquinaria verdiblanca. La que termina decantando los partidos.
De la misma manera que las críticas a Claudio Bravo, tras el primer gol, se convirtieron en aplausos durante la segunda parte, ya que salvó al Real Betis de ir a Alemania la próxima semana ‘de paseo’, es necesario afirmar que este Real Betis, a pesar de terminar perdiendo (y pidiendo la hora), es mejor y más «tranquilizante» que el del Zenit de San Petersburgo y Rayo Vallecano. Menos especulación y más propuesta. Porque sí, una de las mejores noticias que se llevan los pupilos de Manuel Pellegrini es que, a pesar de todo, siguen vivos en la eliminatoria. Muchas de las esperanzas de la parroquia verdiblanca residen en que, exhibiendo tanto béticos como germanos sus virtudes y carencias, los de Manuel Pellegrini demostraron no ser peor equipo que el visitante. Los obreros del Ingeniero, como en la última jornada laboral, transmitieron buenas sensaciones. Incluso, por momentos, se vieron capaces de sacar adelante el trabajo. Y eso que, de fuerzas, andan justos.
Débil atrás, menos resolutivo arriba, mermado en lo físico y lo mental, pero con un serie de factores diferenciales que permiten y dejan creer. O por lo menos, uno. Porque Nabil Fekir, el Nabil Fekir del que tanto y tan bien ha disfrutado este curso el Real Betis, así como sus aficionados, volvió frente al Eintracht de Frankfurt. Si hablábamos de «volver a ser» con respecto al Real Betis y los errores defensivos, el genio francés, especialmente durante la segunda parte, fue ese elemento distintivo que mantuvo a los de Manuel Pellegrini (casi) durante los 90 minutos en el partido. Ese jugador sobre el que, por fin, pudo girar el Real Betis al completo. Un arma ofensiva, de talento puro, pero también de compromiso en la presión y el esfuerzo. La obra del Ingeniero vive, por segunda vez desde que arrancó el Plan 2.0, sus horas más bajas, y es ahí donde el chileno necesita un paso al frente de sus mejores obreros. La cuadrilla bética, en plena recuperación de efectivos y vorágine de mensajes negativos, todavía no ha dicho su última palabra.