El Real Betis se coronó campeón de la Copa del Rey en un partido con alta dosis de sufrimiento, lo que provocó un guión no apto para cardíacos y que se acabó decidiendo en la tanda de penaltis gracias al definitivo tanto de Miranda.
Hace un año Juan Miranda salía del césped del Villamarín llorando desconsolado, llevado por Joaquín hacia el vestuario después de caer en penaltis ante el Athletic Club en cuartos de la Copa del Rey. Aquella noche no lo sabía, nadie lo sabíamos, pero el Destino le tenía guardado un momento dorado en la Historia del Real Betis. El club por el que hizo todo este verano para volver.
En lo meramente futbolístico, partido típico de una final. Miedo en ambos equipos a sufrir el error que les dejara sin el ansiado trofeo, pero fue el Betis el equipo que más propuso, que más llegó y que gozó de mejores ocasiones. Y el que se adelantó primero, gracias a un testarazo de Borja Iglesias a centro de Bellerín en el minuto 11 de partido. El Betis se adelantaba pronto y pudo doblar ventaja no mucho después, pero el cabezazo esta vez de Juanmi, se iba desviado.
Fue entonces cuando el Valencia de Bordalás pasó al plan B: que se jugara poco y desconectar al Betis. Faltas, simulaciones, protestas y de todo para no jugar al fútbol y provocar el fallo en la defensa que dejaba a Hugo Duro solo ante Bravo y anotar de vaselina. El Betis perdía la ventaja, pero recuperó la posesión y la llegada. Un disparo de Canales al palo fue la mejor en la primera parte.
Tras el descanso el Betis incomprensiblemente se vino abajo y fue el Valencia CF quién manejó el partido, aprovechando el susto de los verdiblancos, que hasta que no volvieron a tener la pelota no volvieron a dominar el encuentro. El Valencia no tuvo ocasiones claras, pero llegaba con cierto peligro entre una defensa asustadiza.
Pero el Betis acabó el tiempo reglamentario teniendo las mejores ocasiones del partido. Un palo de Juanmi, el segundo del partido, y un mano a mano tras un sensacional pase de Borja Iglesias que el meta valencianista saca con el pie. Pellegrini movió el banquillo dando entrada a Joaquín, Guardado y Willian José, pero el partido comenzó a tener cara de penaltis.
Con los dos equipos muertos físicamente y los cambios de Pellegrini sacando a un Canales y un Fekir completamente agotados, no hubo ocasiones y sí mucho miedo a perder. Antes, un claro penalti que Hernández Hernández no quiso pitar tras arrollar Alderete a Fekir dentro del área. Horrible arbitraje del colegiado canario. Lleno de errores incomprensibles y decisiones fuera de lo que se espera en una final de Copa.
En los penaltis, solo el error de Musah desequilibró la igualada. Tello anotó para poner al Betis por delante, Gayá no falló pese a la presión y Miranda anotó el definitivo que dejaba la Copa en casa 17 años después.