El Real Betis conquista la Ciudad Eterna ganando a la AS Roma en un partido donde tuvo más acierto en la pegada que su rival, que también gozó de claras ocasiones para marcar más goles. Un partido muy serio en defensa y ataque que deja la clasificación en la mano.
Cuando en el minuto 88′ el marcador era de empate a uno, todo bético, pesimista u optimista, veía el reparto de puntos como un resultado maravilloso. Un empate en el partido más difícil del grupo, después de hasta dos llegadas muy claras de la Roma en la segunda parte y con un Betis muy lejos del área de Rui Patricio. El empate era oro, pero cuando Rodri se saca de la chistera un centro magistral a la cabeza de Luiz Henrique para que éste remate con toda la intención, haciendo una parábola perfecta por encima del portero…
Roma y Betis se citaban en el Olímpico de Roma en un partido de chaqueta y alfombra. Pellegrini sorprendía a casi todos con un once plagado de cambios con respecto al último partido: Bravo, Aitor, Miranda, Guardado, Joaquín, Willian José… La mal llamada cara B de la plantilla que volvió a demostrar por qué el chileno confía tanto en la plantilla al completo. Roma y Betis saltaron al césped respetándose mutuamente, sabiendo que cualquier error podría ser fatal y determinante en un partido que se iba a decidir por detalles. La Roma tenía más la pelota, pero el Betis no se amilanó y también quería jugar, en un reparto de la pelota casi por turnos.
Y uno de esos detalles que iba a decantar el partido a favor de uno u otro lado fue una mano clara de Aitor Ruibal dentro del área. El colegiado esloveno no la vio de primeras y tuvo que ser el VAR el que le avisara de la infracción. Aunque totalmente involuntaria, demasiado cantosa como para que un árbitro no quiera pitarla. Dybala, de lo mejor de la Roma, se encargó de transformar el gol engañando a Bravo. El gol en contra iba a ser la segunda de las malas noticias para el Betis, que vivió un dejavú cuando Fekir tuvo que pedir el cambio a los veinte mintutos de partido. Se fue andando, con una leve cojera, pero con cara de preocupación y llevándose la mano al isquio de su pierna derecha.
Pese a los contratiempos la Roma siguió prefiriendo un ritmo lento que no espabilara el juego vertical y directo del Betis, que pese a ir por detrás estuvo muy serio en defensa y muy activo en ataque. Canales y Fekir, antes de ser sustituidos, tuvieron sendos disparos que crearon peligro, pero sería uno de Guido Rodríguez, desde fuera del área, el que entrara seco y potente en la portería, imposible para el meta portugués de la Roma. El empate, justo, era la mejor de las noticias al descanso y durante gran parte de la segunda mitad. El Betis comenzó a notar el bajón en la gasolina y el lógico paso adelante de la Roma metió a los verdiblancos en su campo. Bravo tuvo que aparecer en varias ocasiones para evitar algún gol casi cantado de la Roma, pero perdonó demasiado y lo acabó pagando.
El Betis mejoró algo con los cambios. Borja Iglesias, Carvalho y Alex Moreno dieron frescura al equipo y de nuevo el partido se igualó, pero hacía mucho que no se inquietraba a Rui Patricio y el partido estaba más cerca de una genialidad individual de la Roma que del segundo del Betis. Pero las cosas del futbol o de la diosa Minerva, con todo visto para un claro reparto de puntos, el gol de Luiz Henrique desató la locura en el sector verdiblanco del Olímpico y enmudeció al restante. El Betis supo aguantar el descuento, dando tiempo incluso al típico mosqueo tonto del italiano Zaniolo, dando una patada sin balón a Alex Moreno y viendo la roja directa, por lo que se perderá el partido de la semana que viene en el Villamarín.
El Betis suma la tercera victoria de la fase de grupos, goza de un nueve de nueve y tiene la clasificación matemática a una victoria. El liderato del grupo es virtualmente suyo si no hay debacle en las tres últimas y siguientes jornadas.