El Real Betis ganó en Bulgaria y se asegura el primer puesto del grupo de manera matemática, por lo que estará en los octavos de final evitando la ronda playoffs que disputan los segundos de grupo contra los terceros de Champions. Un solitario gol de Fekir en la segunda parte fue suficiente en un partido bastante gris.
Dijo Pellegrini en la rueda de prensa previa al partido que la manera más fácil de perder es salir a empatar, en alusión al punto necesario para certificar el primer puesto. Y la realidad es que el Betis salió con el empate en la mente, terminando la primera parte sin saber de qué color iba vestido el portero del Ludogorest. Fueron los locales los que buscaron con más ritmo y acierto la portería de un Claudio Bravo que tuvo que intervenir varias veces, evitando llegadas rápidas y peligrosas a las espaldas de una defensa que hoy mostró su peor versión. La pareja de centrales Edgar – Víctor Ruiz ofrecía muchas dudas, aunque al corte estuvieron bastante certeros. Miranda volvió a demostrar que está muy fuera de forma, y sin la ayuda de Rodri, su banda era una autopista.
Y eso que el Ludogorest tampoco es que estuviera haciendo un partido antológico. La primera parte fue un continuo de errores en ambos equipos, de posesiones que acababan en errores no forzados, en malos controles o pases que se iban por línea de banda. Pero cierto es que el conjunto búlgaro buscó con más ahínco el área de Bravo, haciéndolo sacar la manopla en varias ocasiones con disparos que cogían portería. El cero a cero al descanso parecía un milagro.
Tras la reanudación, Pellegrini dio entrada a Nabil Fekir y Alex Moreno y las prestaciones mejoraron. Al Ludogorest le empezó a durar menos la pelota y le costaba crear pases que generases jugadas rápidas con peligro para la defensa bética. Aun así, el Betis tenía más la pelota pero no generaba nada en ataque, aunque jugaba más en campo rival. En el minuto 56 llegaría el gol verdiblanco, en una jugada aislada, de saque de banda sin aparente peligro donde Luis Henrique, que había entrado en la primera parte por el lesionado Joaquín, da un pase a la desesperada y a la espalda de la defensa de una manera poco ortodoxa, pero el balón le cayó a un Fekir que lo hizo todo fácil: el control, la maniobra y la definición. Casi ni se celebró porque el fuera de juego parecía muy claro, pero la repetición dejó ver que el juez de línea llevaba razón.
Con el 0-1 el partido se igualó bastante y Pellegrini siguió moviendo el banquillo, dando entrada a Kike Hernández, por un Guido que se llevó un fuerte golpe en la cadera, y Borja Iglesias por un Willian José que volvió a demostrar que está muy lejos de la versión tan buen que ofreció la temporada pasada. Pero el paso de los minutos fue agotando la gasolina al Betis y el Ludogorest volvió a tener más la pelota y a jugar más en campo bético, con alguna que otra llegada que podría entrañar peligro, pero la calidad de los búlgaros dejaba mucho que desear y generó menos dolores de cabeza que los que podría haber generado otro equipo con más argumentos ofensivos.
El Betis ganó de aquella manera, pero más que suficiente. Habrá que esperar las noticias sobre los problemas médicos de Guido y Joaquín a una semana de El Gran Derbi a tres días del partido en el Reale Arena. La buena noticia: el partido ante el Helsinki será un trámite y a olvidarse de la Europa League hasta febrero.