Noche con aspiraciones de ser mágica en el Palacio de los Deportes, pero que se quedó en mera decepción. El cuadro granota superó a los verdiblancos por la mínima en un choque cuyas estadísticas distaron bastante de la realidad, porque el domino de los de Bruno fue abrumador. Dos errores en la defensa y portería al final del encuentro sirvieron para borrar la felicidad de las caras de los jugadores del Betis Futsal.
El equipo verdiblanco comenzó viéndose superado en los primeros minutos por el equipo de Sergio Mullor. Un Levante animado y vertical buscaba la portería de Karpiak sin éxito. No obstante, todo comenzó a equilibrarse más en el momento en el que el Real Betis comenzó a aplicar genial el marcaje al hombre.
Los granotas rotaban de manera constante y rápida su posición en la pista, pero sus rivales parecían esa mosca pesada y difícil de quitar. Tanto fue su efectividad que el Levante llegó a ser un equipo ineficaz en ataque, donde Pedro Toro estaba desaparecido debido a tal marcaje que obligó a Mullor a pedir tiempo muerto. Aquí le sirvió al Levante a reinventarse y volver a revolucionar la pista con un juego de desmarque puro en el que la anterior táctica sirvió de poco.
En la segunda parte, y tras una primera llena de derroche físico a raudales, se vivió el momento más igualado del partido. Los valencianos no dejaban escapar cualquier oportunidad para disparar, pero quien llevaba la tónica dominante del encuentro era el Real Betis. Sólo tuvo un obstáculo, Raúl Jiménez. Ladrillo y cemento bien concentrado en la portería levantina. Ha sido el mejor del encuentro, con cada parada se crecía más. Junto a su manejo del balón se añadía su valentía a controlar fuera del área, haciendo su mejor partido en lo que va de temporada.
Igualmente, lo destacado tuvo que salir al final del encuentro. Fueron tres goles y una mala pasada del equipo verdiblanco dejó que el Levante se hiciera con la victoria en el último suspiro. Un tanto de Fernando frenó la gran racha de Raúl y provocó la acción del jugador-portero Rubi en el cuadro granota. Sólo dos minutos y dos desconexiones bastaron para remontar a los de Mullor. El empate surgió de una jugada done el Levante atacaba con los cinco en campo rival, donde Rubi dio el pase de la muerte y su compañero perforó la portería rival.
Lo peor sucedió con el pase de Karpiak, entre el mal acierto del meta verdiblanco y la desconexión del receptor, el Levante aprovechó la situación para robar la pelota y marcar el tanto que les daba la victoria. Tan sólo en cuestión de minutos, las caras de alegría cambiaron a un estado de shock brutal. Caras largas que mostraban la decepción de un final injusto tras un partido “casi” perfecto, aunque ese “casi” en esta categoría no está permitido.