Derrota sin paliativos en el nuevo San Mamés tras el parón de selecciones que deja al conjunto verdiblanco muy tocado. La imagen del Betis en el partido de ayer fue tan triste como preocupante. El equipo comandado por Manuel Pellegrini no sólo estuvo desordenado a la hora de atacar, sin una clara idea de como hacerle daño al rival, sino que además ha perdido esa entereza defensiva que tenía en las primeras jornadas del campeonato.
Gaizka Garitano descubrió rápidamente que, con balones al espacio de la espalda de los laterales del Betis, los centrales tendrían que salir de su posición y esto crearía bastante espacio para que los jugadores de segunda línea del Athletic pudiesen llegar con opciones de remate. Esta fue la descripción táctica (con alguna que otra connotación en las jugadas) de los cuatro goles encajados por el Betis en el partido de ayer.
Pareja de centrales inédita entre Sidnei y Víctor Ruiz, que sacaron a relucir las razones por las cuales hasta ahora Mandi y Bartra eran indiscutibles. Suspenso catedrático para William Carvalho, que se vio superado en todo momento por la presión ejercida en el centro del campo por Mikel Vesga y Unai Vencedor. En los laterales, tanto Emerson, como Alex Moreno, ofrecieron un bajo nivel ofensivo, preocupados más de cubrir las llegadas de Alex Bereguer e Iñaki Williams respectivamente, con mucho campo por cubrir porque la defensa del Betis se situaba en creación de juego a partir del centro del campo.
Otro de los aspectos más preocupantes es la falta de claridad de ideas ofensivas. El centro del campo del Betis junto con Joaquín y Rodri, no fueron capaces de hacer un pase que rompiese líneas de presión del conjunto bilbaíno. La mayoría de los pases eran en corto y sobre la vertical del campo, lo que hacía que el Athletic esperase atrás bien replegado y pudiese salir al contragolpe con mucho terreno por delante.
También debe tener su dosis de culpabilidad el técnico chileno, Manuel Pellegrini, ya que, ante la buena disposición defensiva del rival, y la falta de operancia ofensiva de los jugadores verdiblancos, no realizó a tiempo (hasta el 3-0) un cambio de sistema y de juego más directo que le hiciese al equipo recomponerse del dominio local.
En resumidas cuentas, un bochornoso encuentro para el espectador bético que encaja como puede el golpe y sentencia la aspiración europea de este equipo que navega a la deriva de la mediocridad con jugadores a los que se les presupone un cierto valor al alza, pero que su rendimiento en el terreno de juego no llega ni a la mitad de sus pretensiones.
Que comience la criba de los mismos, y dejen sitio a los que estén por llegar.