Querido lector, sí usted, el que está justo en estos momentos delante de estas líneas. Me veo obligado a decirle a la cara que es usted bético, pero puede ser que sea bético de manera consciente o que lo sea sin saberlo porque, aunque no lo crea, todo el mundo es bético. El gran torero Rafael Gómez Ortega “El Gallo”, que se consideraba un ferviente forofo sevillista, era bético y no lo sabía. Suya es la mítica frase “hay gente pa tó, incluso pa ná” refiriéndose al filósofo José Ortega y Gasset cuando al conocerlo se enteró de la profesión que ejercía. Al fin y al cabo la filosofía reflexiona sobre todo aquello que afecta al ser humano, ya sea por efectos naturales o derivados de su propia esencia y pensamiento. ¿Y no es el Betis, al fin y al cabo, filosofía pura?
El caso es que el ser humano es bético por naturaleza y forma parte de su esencia como el respirar, el latir de su corazón o su raciocinio. Pero vayamos al quid de la cuestión: ¿Por qué todo el mundo es bético? El ser humano, hombres y mujeres, son inocentes por naturaleza. La candidez es innata a nuestro ser para luego corromperse con el paso del tiempo. ¿Y habrá algo más inocente, puro y espontáneo que ser del Real Betis Balompié? Pues no, por eso todos los seres humanos cuando nacen son béticos.
Cada vez que nace un niño en cualquier parte del mundo está naciendo un bético y su familia no lo sabe, aunque algunos tenemos la suerte de saberlo para disfrutarlo y sufrirlo pues el Betis es el Himalaya de los sentimientos, el paraíso y el infierno, el monte Parnaso y el valle de las lágrimas, una maravillosa montaña rusa de sensaciones contradictorias. Da igual que seas noruego, esquimal, japonés, de Senegal, Triana, Sevilla Este o de Winconsin. Tú eres bético por los cuatro costados. Hasta el que se ha tatuado en el pecho el escudo del Sevilla es bético y es que cuando analicen los primeros seres microscópicos del planeta Marte descubrirán también el genoma bético. Es por todo ello que el Betis es universal, es por eso que hay béticos por todo el mundo, es por eso que somos unos lunáticos y es por eso que somos amados hasta cuando nos odian.
Recordad lo que decía Rafael “El Gallo” (sevillista de pro): “hay gente pa tó, incluso pa ná”. Nunca un sevillista definió tan bien la esencia bética, aunque otro gran torero como Curro Romero, renombrado bético, también sentenció lo que significa el beticismo afirmando lo siguiente: “El Betis es un sentimiento puro y sanseacabó”. No hay más palabras señoría, todo el mundo es bético hasta que no se demuestre lo contrario.