Todos los que estamos leyendo estas líneas sabemos que nuestro Real Betis es capaz de lo mejor y de lo peor. De acertar cuando no hace falta y fallar cuando menos lo necesita. Es bastante posible que tengamos el récord del universo en revivir jugadores muertos, en dar alas a entrenadores a punto de perder su trabajo y en regalar puntos a equipos que no lo necesitan. El último caso ha sido el de Trincao.
Pero es verdad que, pese a esto, algo está cambiando. El Ingeniero poco a poco está asentando una mentalidad competitiva, y pese a la eliminación de Copa del Rey y la derrota ante el Barça, hemos visto un equipo que lucha y no se arrastra por el césped. Que les duele perder como nos duele a nosotros, y que cuando ganan no lo celebran por todo lo alto, cosa que me gusta. Años anteriores marcar un gol al Barça significaba mucho, y el gol del Panda no fue muy celebrado por los jugadores, muestra que no les vale cualquier cosa, siempre están concentrados y quieren más. Eso es empezar a ver las cosas como un equipo ambicioso y ganador. Y esto se refleja en esos partidos que se ganan sin merecerlo, sin hacer un juego espléndido y perfecto, pero se terminan sumando los tres puntos por esa tendencia positiva que está instaurando en el vestuario.
Y somos conscientes que seguimos teniendo bastante carencias sobre todo en la defensa, con alguna falta de concentración y entendimiento que conllevan problemas mayores, pero si miras al Víctor Ruíz de hace un mes, era otra cosa comparado con el de ahora. Y no, no estoy diciendo que sea más que suficiente para terminar cuartos en LaLiga, estoy diciendo que Pellegrini está sacando (o intentándolo al menos) la mejor versión de sus futbolistas, igual que podemos ver en Joel Robles, Paul, Ruibal o Lainez. El portero, el más señalado por motivos obvios, también ha mejorado su rendimiento, y sólo puedo señalar al Ingeniero y su cuerpo técnico como artífice de esto. Parece que la Junta de Accionistas está teniendo resultado, cuando les aprietas a los de arriba, responden los de abajo.
No me gustaría dar una sensación de conformidad, porque nada más lejos de la realidad. El conformismo es nuestro peor enemigo y por supuesto que hay que ser exigentes, que no «essihentes» con ese desprecio con el que se dice. Está claro que estamos bastante lejos de nuestro objetivo, que no considero que sea volver a Europa, que también porque se da por descontado. Nuestro objetivo es que siga cambiando la tendencia, que dejemos de ser un equipucho con ninguna aspiración, que demos un golpe sobre la mesa cuando haya que darlo, que se compita siempre contra quien sea, y que sigamos evolucionando hasta dar con una especie que tenga un ADN ganador, bien por herencia de sus anteriores clubes también con aspiraciones a grandes cosas, bien porque se han impregnado de lo que significa defender las Trece Barras. Porque no se trata de ser el más fuerte, se trata de ser el mejor adaptado y, en esto, el Ingeniero tiene un plan. Yo tengo ganas de Betis, y tengo la sensación que todos vosotros también.