El Villarreal de Unai Emery es ese prototipo de equipo que todos conocemos: propositivo, dominante, protagonista… posee una idea de juego muy clara. A pesar de su propuesta, que tiene mucho sentido dado los perfiles de futbolistas que tiene, recibe al Betis tras 4 partidos sin conocer la victoria. En parte, lógicamente, por la cantidad de minutos acumulados y las lesiones que han ido lastrando al equipo (Alcácer, Gerard Moreno, Iborra, Coquelin…).
En fase ofensiva, los de Emery son un conjunto diseñado para salir desde atrás; dos centrales de buen pie, interiores de alta calidad en conducción para romper líneas y laterales muy profundos. Asimismo, tiene la capacidad de atacar bloques bajos mediante la calidad de su centro del campo en espacios reducidos y la amenaza que suponen ambos laterales. Sin balón, defienden hacia delante proponiendo una presión alta y agresiva. Cuando se ven obligados a replegar y defender cerca de su portería son menos fiables y compactos.
En el partido de ida, los de Pellegrini tuvieron dificultades para presionar en campo contrario. El Villarreal lograba salir mediante Parejos y Trigueros, que no estará disponible para el encuentro, propiciando que el Betis tuviese que transitar continuamente. Con las lesiones de Iborra y Estupiñán, el conjunto groget dio un paso atrás y ahí el Betis se impuso mediante sus ataques posicionales. Con Sergio Canales en el césped, el equipo del chileno tiene un sólido argumento para romper la alta presión del submarino amarillo mediante sus conducciones.
A pesar de las bajas de los locales, continúa siendo un equipo competitivo y pondrá contra las cuerdas a los verdiblancos, que hoy tienen en La Cerámica una prueba de fuego para luchar por Europa.