El 28 de febrero se empieza con una «tostá» de aceite y azúcar y se termina con una victoria del Real Betis en el derbi andaluz. No fue vistoso, tampoco superior y ni siquiera tuvo el control del choque, pero los pupilos de Manuel Pellegrini volvieron a ser efectivos. Las victorias por la mínima podrían ser el sello propio del renovado Real Betis de 2021. Pero es que el Ingeniero no solo ha conseguido dotar a los verdiblancos de una fiabilidad defensiva propia del 6º equipo que más veces ha dejado la portería a cero (9), sino que está recuperando a otro jugador del más puro ostracismo. Una semana atrás fue (nuevamente) Borja Iglesias, pero en el Estadio Ramón de Carranza le tocó el turno al revulsivo de los 8M€. Y es que el Real Betis sigue sumando de tres en tres gracias a los delanteros que hace no tanto tiempo no parecía hacer ni uno.
La de Cádiz es una victoria que termina con el cabezazo de Juanmi Jiménez en el 84′, pero que tiene sus raíces mucho más atrás. Muchos metros más atrás, para ser exactos. Y es que esta empieza con una parada providencial de Joel Robles –los 3 disparos a portería de los gaditanos fueron disipados con 3 paradas del meta madrileño– y una nueva lección defensiva de toda la zaga bética. Buena razón tiene Manuel Pellegrini cuando afirma que «el partido lo ganamos atrás». Cuando menos acertado estuvo arriba, menos fisuras mostró detrás, y cuando más amenazados se sintieron por los locales, más acertados estuvieron tanto la pareja de centrales como los dos laterales. Especial mención merece Emerson, quien no solo estuvo correcto en defensa, sino que puso un auténtico caramelo al corazón del área para que Juanmi hiciera su primer gol de la temporada en LaLiga.
Adelantando líneas, la defensa le pasa el testigo a Guido Rodríguez. Cada vez sorprende menos que el argentino haga actuaciones dignas de uno de los mejores pivotes del campeonato liguero. Es por eso que tampoco debería sorprender cuando se empiecen a mencionar las primeras cifras de un traspaso que, por el bien del beticismo, ojalá llegue más tarde que temprano. Pocos metros de césped le quedaron por pisar al pulpo del Real Betis en el estadio gaditano. Y los que no abarcó el ’21’ ya se ocupó Andrés Guardado de cubrirlos. El mexicano, capitán del Real Betis en Cádiz, ha cobrado bastante importancia en los planes del entrenador chileno ante las numerosas bajas sufridas en las últimas semanas. Y como capitán hay que exigirle el máximo a un futbolista que es capaz de darle. Pero que las actuaciones del ’18’ sean mejorables en varios aspectos no quita que en partidos tan duros como este su figura cobre especial importancia.
En ataque, el que salió como titular, no fue decisivo pero sí reivindicativo. Borja Iglesias parece haberle ganado el puesto a Loren Morón, habiendo más motivos que la buena racha goleadora que ostenta el Panda en las últimas semanas. Pero es que Aitor Ruibal y Diego Lainez, sin hacer el mejor de sus partidos en lo que va de 2021, demostraron que son los futbolistas idóneos para ocupar sendas bandas del cuadro bético. El mexicano volvía a enfundarse la elástica de las trece barras después de que el positivo por COVID-19 lo hubiese apartado del equipo justo en su mejor momento desde que llegó a Heliópolis. Pero una vez de vuelta a la banda derecha, donde tan bien se entiende con Emerson y tantas virtudes maximiza del brasileño, el equipo continuó en la senda del triunfo. Y es que son ya 8 titularidades del ’20’ y 8 encuentros en los que el Real Betis no conoce la derrota.
Como se pudo ver ante el Getafe CF, el Real Betis se está quitando poco a poco el mantra de «resucita equipos». Pero es que los pupilos de Manuel Pellegrini también están haciendo mucho para que no le tiemblen las piernas en los momentos más importantes de la temporada, como sí ha pasado en cursos atrás en numerosas ocasiones. Pincharon UD Levante, Athletic Club y Celta de Vigo, pero los verdiblancos no pincharon. Mientras Villarreal CF y Real Sociedad tienen que hacer los deberes ante Atlético de Madrid y Real Madrid, el cuadro bético pasó su examen con nota. Pero no porque hicieran un gran partido, sino porque hicieron lo que tenían que hacer: ganar. La de Cádiz fue otra final más que superó sufriendo, pero que superó. Si a los pupilos de Manuel Pellegrini no le tiemblan las piernas frente a Getafe, Cádiz o próximamente Alavés, no lo debería hacer cuando Sevilla FC, Atlético de Madrid o Athletic Club se topen en su camino. Europa está cada vez más cerca.