Cuando la igualdad marca el análisis de un partido de fútbol, los detalles marcan la diferencia. Y ahí es donde el Real Betis salió perdiendo en El Gran Derbi de esta noche en el Sánchez Pizjuán. Una jugada aislada de los de Lopetegui en la primera parte le sobró y bastó a los de Nervión para llevarse los tres puntos. El resto fue defender, presionar y evitar que el Betis estuviera cómodo. No es sencillo hacerlo, ni mucho menos, pero el Betis se fue del Pizjuán con la sensación de que pudo haber hecho mucho más para, al menos, empatar un partido que no merecieron perder, pero donde el resultado final es el que decide quién gana y quién pierde.
El Betis inició muy serio el partido. Presionando arriba y exigiendo ritmo al Sevilla, que muchas veces hacía aguas en la presión y le costaba mantener la pausa y la serenidad que necesitaba. La paliza en Dortmund y los partidos ante el FC Barcelona habían fatigado demasiado y un partido lento y aburrido era lo que mejor le venía. El Betis intentó que eso no ocurriera, pero sin la pelota es muy difícil imponer tu idea sin desarbolarte atrás ni dejar espacios ante uno de los equipos más verticales de Europa. Al principio logró hacerlo, pero poco a poco la posesión sevillista dictaba sentencia y el partido se jugaba a lo que quería Lopetegui.
Con dos llegadas le bastó a En Nesiry para marcar. En el primer balón a la espalda, Joel Robles tapa y el marroquí la manda al lateral de la red. En la segunda no falló. Mala salida de Joel, que le regala la portería al delantero cuando estaba muy escorado y esta vez no pudo evitar que la pelota entrara. Demasiado castigo y demasiado regalo, según se mire. Pero esos son los detalles que marcan los partidos y el Betis tiene un portero que casi nunca toma la decisión correcta. Siempre se le acusa de que no sale de debajo de la portería midiendo casi dos metros, y para una vez que lo hace, lo hace mal y cuando no debía. El Betis se fue al descanso habiendo incordiado solo una vez a Bono, con un disparo lejano de Borja Iglesias que el portero despeja como pueda, la deja muerta y se adelanta a Canales para evitar que disparase de primera. Lo toca, sí, pero antes toca balón y el contacto es muy insuficiente para pitar la pena máxima.
Tras el descanso, el Betis se apagó. El Sevilla dio un inesperado paso al frente en la presión y terminó por ahogar a los verdiblancos en arriesgadas salidas desde atrás que acababan en pérdidas de posesión evitables y en minutos que se iban a la basura. Por el ritmo de los verdiblancos parecía que quedaban otros 90’ minutos y había tiempo suficiente para marcar, pero no, quedaban 45, y luego 40, y luego 30 y luego 20… Y el Betis seguía sin saber si Bono había salido del vestuario. Los cambios de Lopetegui metieron al Sevilla atrás y con la posesión el Betis pareció generar un poco más de peligro, pero todo era muy lejos del área pequeña. Canales era uno menos, muy desaparecido, y contagiando de su apatía y lentitud al resto. Solo con la entrada de Alex Moreno y William Carvalho los verdiblancos parecieron ponerle un puntito más de intensidad. Borja Iglesias estuvo a punto de rematar un centro raso lateral de Mirada pero se paseó por el área pequeña; otro, demasiado alto que el Panda solo pudo peinar; y otra jugada en la que se adelanta a Bono tras una mala cesión de un jugador local, Rekik despeja, le da en el cuerpo al Panda y Diego Carlos tuvo que sacarla antes de que se colara dentro de la portería en el que hubiera sido el gol más tonto de la historia de los derbis.
Y deje usted de contar. El Betis fue un quiero y no puedo ante una de las mejores defensas de La Liga. Nabil Fekir tuvo en el último segundo el empate en un ajustado disparo desde fuera del área que hizo volar a Bono pero se marchó fuera cuando media ciudad celebraba el gol. Show de Mateu Lahoz aparte, el Betis se va de vacío en un partido donde no fue inferior, pero si tienes un error más que tu rival es difícil decir que no mereciste perder. Porque este Betis tiene errores que cuestan partidos. Hasta hace poco, la calidad le daba para darle la vuelta al marcador o para acabar ganando, pero hoy el Sevilla estuvo demasiado serio en defensa y el Betis demasiado tranquilo para ser un derbi y para haber en juego puntos vitales.