“Siempre es especial volver al Benito Villamarín. Es mi casa. Soy bético, todo el mundo lo sabe, desde chico”. Esto le decía Sergio León Limones esta semana a los medios del Levante. Aquel chaval que ligara su trayectoria deportiva con tan solo 15 años a las trece barras esta noche volverá a pisar el césped del que fue su hogar.
Sergio León no engaña a nadie, es un animal competitivo y viene a por los tres puntos, pero aún así, deja claro que su corazón es verdiblanco. Los béticos sabemos bien de la pasión del de Palma del Río, que en los dos años que estuvo en el Betis (17-19) dejó un gran sabor de boca.
En el imaginario verdiblanco quedaran para siempre algunos de sus goles. Entre ellos sobresalen dos. Quisieron los dioses verdiblancos que su primer gol con el Betis fuera el que inaugurara una tarde/noche de agosto la grada del “nuevo” Gol Sur. León fue el encargado de anotar en la portería del graderío dónde reside la parte más gamberra y canalla de nuestro Betis.
El otro, fue el cuarto gol de aquel histórico 3-5 en el Sánchez Pizjuán de la noche de Reyes. Tello vio un hueco en la defensa del Sevilla que el número 7 supo aprovechar. León se plantó delante del portero y definió con un toque que desplazó la pelota lentamente hacia la derecha. El esférico avanzo lentamente, como queriendo hacer más dolorosa la agonía del aficionado del Sevilla que en el fondo sabía que el balón apuntaba a gol. Finalmente se chocó con el palo y entró.
León fue partícipe de aquel Betis de Setién que acabó en la sexta posición y consiguió la clasificación directa a la Europa League. Hoy vuelve a un Benito Villamarín vacío que no podrá hacerle ese homenaje tan bonito que les suele brindar a los hijos que regresan a casa, a los que se desvivieron por hacerlo grande. Hoy los Supporters no podrán cantar aquello de: “Oh Sergio León”. Sin embargo, seguro que será especial. Gloria eterna a los que lucharon por las trece barras, gloria eterna a los que no las olvidan: “Soy bético, todo el mundo lo sabe”.