Tras el empate en casa frente al Atlético del Cholo Simeone, los de Pellegrini recibían al Valencia de Javi Gracia para continuar asentados en los puestos europeos. Partía el Betis con Canales junto a Guido, Joaquín con Tello en los costados y Nabil Fekir por detrás de Juanmi.
El conjunto verdiblanco, en el primer tiempo, logró dar una imagen de ser un equipo propositivo, alegre y protagonista. Teniendo mucho ataque posicional, con Joaquín abierto en derecha para juntarse con Emerson y Fekir, Tello en amplitud esperando para recibir en ventaja y encarar… era la idea de Pellegrini por los nombres que sacó al césped. A pesar de esta pretensión, el equipo dio un pasito atrás después del espectacular gol de Fekir, llegando a defender muy cerca de Bravo. La versión del Betis que cuenta con Ruibal y Guardado puede permitírselo, pero el Betis de Joaquín con Tello por fuera y Canales por dentro no. Ellos necesitan la pelota. A la vista está lo caro que le salió al equipo, que acabó encajando el empate tras un fallo de Bravo.
Es extraño que, aún teniendo jugadores finos con balón, pretendas defender en bloque medio-bajo con el partido en el bolsillo. Y ayer el los verdiblancos lo hicieron cuando se adelantaron en el marcador. En la segunda mitad hubo tramos de posesión disputados, pero los de Pellegrini llevaron a cabo 20 minutos (desde el 60 hasta el 80) a un nivel muy bajo: perdiendo muchos balones, desorganizado, lanzando presiones sin sentido, dominados… realmente mal. La entrada de Ruibal le sentó muy bien al colectivo, hasta el punto de dominar el último tramo del encuentro y quedarse cerca de la victoria tras dos ocasiones claras.
Un Betis que partía con un once ofensivo y con la idea de tener la pelota, pero que tras ponerse por delante dio un pasito atrás que ayudó al Valencia a empatar hasta en dos ocasiones un resultado adverso en dos jugadas aisladas.