La idea de Álvaro Cervera es evidente, un estilo que nunca ha tratado de camuflar y en el que confía para lograr sus objetivos. Uno de los aspectos más importantes que el técnico ha trabajado con sus jugadores es la mentalidad; la plantilla al completo comprende y comparte la filosofía del míster. Esto es fundamental para plasmar en el césped cualquier idea, pero en este caso, al no ser un estilo vistoso, donde se pueda disfrutar de la pelota, donde tienes que trabajar mucho en fase defensiva… cobra una importancia vital.
En fase defensiva, Cervera ha formado un hueso duro de roer, un conjunto rocoso y muy complicado de superar. Mediante el bloque medio, unas líneas muy juntas y unos perfiles de futbolistas que son especialistas sin la pelota, el Cádiz se permite estar largos tramos del partido sin el esférico en su poder. Reitero el trabajo del míster con sus futbolistas, mentalizándoles de que, si realizan un gran esfuerzo en fase defensiva, acabarán teniendo recompensa de cara a la portería rival.
Con balón, el conjunto cadista basa su amenaza en las transiciones. Es su mayor baza. Con Salvi, Choco Lozano, Álex Fernández lanzando… Roba y contragolpea con la mayor velocidad posible. No quiere largos tramos de posesión, porque no tiene futbolistas para ello ni quiere que el rival pueda ordenarse, sino todo lo contrario: robar y transitar.
Álvaro Cervera ha formado un bloque difícil de superar y que exige al máximo a prácticamente todos los equipos de la categoría para poder vencerles. Otorga el mando del juego a sus oponentes, pero si estos no ocupan bien los espacios y no están dinámicos en sus posesiones, pueden llegar a pasar muchas dificultades.