El año 2023 empezó de la mejor manera posible para el Real Betis Baloncesto, con una gran victoria, pero hoy es un día duro por la marcha de Shannon Evans a Valencia Basket. Los taronjas han sido los más persistentes para hacerse con el máximo anotador de la Liga Endesa y han acabado encontrando su premio. El base norteamericano ha sido una de las principales atraciones del público para acudir a San Pablo. Por ello, los de Luis Casimiro no solo siguen sin despejar dudas, sino que el camino para encarar la segunda vuelta se avecina cada vez más sombrío.
Las cifras de este movimiento no han trascendido, pero si que será una cantidad suficiente como para que el club pueda encarar la tan ansiada reconstrucción. Hay varios huecos a rellenar en la plantilla y el que más urge es el de ala-pívot. La marcha de un desolador Rodion Kurucs y las lesiones constantes dejan a las claras ese agujero. Además, desde la dirección deportiva del conjunto bético se ha recalcado el esfuerzo por cumplir la voluntad del base de 28 años.
Un pacto de caballeros
El acuerdo entre Valencia y Betis por Evans era cuestión de tiempo, por la propia petición del mismo jugador, sobre todo. «Shannon Evans es un jugador especial que ha marcado la historia reciente» del club y que, «tras pasar un periodo de adaptación, ayudó con su liderazgo y sus números espectaculares a lograr el objetivo de la permanencia en un final de temporada para recordar». Unas palabras procedentes de la despedida de Fernando Moral, presidente del equipo andaluz.
«A Shannon le ha llegado esta oportunidad de dar un salto en su carrera y de poder disputar la máxima competición continental, la Euroliga, y atendiendo a su petición para el traspaso hemos hecho un esfuerzo entre las tres partes para cumplir el deseo del jugador, que no era otro que continuar su carrera en el Valencia Basket, club al cual le agradecemos el trato exquisito durante estos días de negociación», cerró Moral.
Desde Valencia ya le dan la bienvenida a Evans, mientras que desde San Pablo ya se le comienza a echar de menos. No solo por su nivel deportivo, sino por la conexión con la grada y sobre todo con los más pequeños. Ahora, el Betis debe subsistir y mantenerse fuera de los puestos de descenso. Un abismo al que el los de Casimiro siguen mirando desde arriba, pero al que tienen que tener cuidado de no caer.