El fútbol es un deporte que juegan once contra once y en el que nunca sabes que va a pasar con el Betis Féminas. Cuando te sientas a ver un partido de las béticas te puedes encontrar un partido frenético como si de un thriller de los que te tiene pegado a la silla en todo momento o uno más propio de una película de sobremesa en el que siempre se repite el mismo guión. Por desgracia para la afición verdiblanca y por suerte para los rivales este segundo tipo es de las más comunes. El Alavés Femenino fue el afortunado esta vez de encontrarse a un equipo roto atrás y sin ideas arriba.
La primera parte de las verdiblancas no se diferenció en nada al partido frente al Granada o a los del principio de temporada. Babajide y Montilla se intercambiaban continuamente de banda intentando crear algo de peligro por banda que no llegó en ningún momento. Por el medio las ideas tampoco eran muy claras. Sosa no encontraba líneas de pase que rompieran el muro infranqueable de las gloriosas. Quiles se erigió como el único faro del ataque verdiblanco actuando tanto de lateral como de extremo. La murciana tuvo varias internadas por banda pero que carecieron de rematadora aunque su mejor acción llegó en un córner que cabeceó con la mala fortuna de golpear en el larguero.
Toda la consistencia defensiva que estaba mostrando el Alavés le faltaba al Betis. Dos llegadas le hicieron falta a las Juaristi para romper completamente a las de Francis Díaz. En ambas ocasiones fueron balones largos a la espalda de una defensa verdiblanca lenta a la hora de tirar el fuera de juego y sin capacidad para replegar. Ane Miren fue quien mejor supo detectar la laguna defensiva verdiblanca participando en ambos goles. En el primero dándole la asistencia a Sanadri tras quedarse ambas mano a mano con Malena mientras que en el segundo fue ella quien superó a la portera gallega.
En la segunda parte al Betis no le quedaba otra que ir con todo para no volver al sendero de la derrota. Sosa se echó el equipo a las espaldas como suele ocurrir cuando las verdiblancas están contra las cuerdas. La sevillana empezó a ocuparse de empezar las jugadas, continuarlas y en ocasiones hasta de acabarlas. Pero donde más brilla Sosa es en el balón parado y fue ahí donde sacó su varita para meter al Betis en el partido. Dorine fue la encargada de cabecear una falta colgada desde el centro del campo por la sevillana para reducir distancias en el marcador. Los travesaños evitaron hasta en dos ocasiones el empate verdiblanco.
Ya con todas volcadas arriba, incluso con Dorine ubicada de delantera, llegó la sentencia de las gloriosas. Un nuevo pase a la espalda de la defensa, aunque este con algo más de dudas sobre la posición de la jugadora local, dejó en un dos contra uno contra Malena y que terminó definiendo Manou. Tras dos victorias consecutivas en liga, el Betis vuelve a conocer la derrota y las formas solo hacen que uno se pregunte si todo lo vivido frente a Villarreal y Sevilla había sido un espejismo.