De vez en cuando, me veo los milagrosos goles de Rebollo y Mizzian, con los que se me sigue poniendo la piel de gallina. Para los que no sepan de qué hablo: fueron los tantos que el Betis Deportivo marcó frente al Córdoba la temporada pasada y que nos sirvieron para subir a Primera Federación. En el añadido, volteando el marcador. Épica en estado puro. Nuestros chavales nos regalaron una enorme alegría y yo grité aquella victoria como la de la final de copa contra el Osasuna. Sin exagerar. No sé qué tiene el fútbol de cantera que me engancha. Y, afortunadamente, el Betis cuenta con una de las mejores que existen en España.
La pasión por el fútbol formativo me viene de lejos. Antes de publicar libros, fui entrenador de niños durante nueve años y era de los que grababa en VHS aquellos legendarios torneos de alevines en Brunete. Así que siempre estoy pendiente de lo que viene; de los chicos que serán profesionales y formarán parte de la élite. Muchos de ellos se quedarán por el camino, es verdad, pero otros sí llegarán. En equipos como el Betis son tan necesarios como los fichajes de relumbrón que vienen de fuera. Generan ilusión en la grada. Sirven de ejemplo para otros canteranos como ellos, que también desean triunfar y jugar en Primera División. En un momento dado, hasta pueden ser fundamentales para las arcas del club. Solo hay que ver el dinero que dejaron Ceballos, Fabián o Junior Firpo con sus traspasos.
Pero, para qué nos vamos a engañar. Lo que nos gusta a los béticos es ver a los que se crían en la ciudad deportiva defendiendo la camiseta de las trece barras en la Liga Santander. Que esos muchachos destaquen y se queden. Como está haciendo Rodri, el Cardeñosa de Talayuela, al que ya se le veían grandes cualidades en el filial. Es de esos futbolistas que rinden más y mejor cuanto más alta sea la categoría en la que juega. No era para cederlo, era para verlo con los mayores. Pellegrini se dio cuenta enseguida. También aprovechó su oportunidad Aitor Ruibal, en la pretemporada de la liga pasada y tras una cesión al Leganés. O Edgard, mejor central de lo que muchos pensaban, y que ahora, me atrevo a decir, es de los imprescindibles para el Ingeniero, por méritos propios. Además, Rober, un futbolista que dará mucho que hablar en el futuro, o Paul, esperan su turno. Y no nos olvidemos nunca del eterno capitán.
Estas líneas las escribo después de que el Betis haya ganado en Vitoria, gracias a un gol agónico de Borja Iglesias a pase magistral de Joaquín Sánchez, el canterano de los canteranos. Con cuarenta años sigue dando guerra. Transmitiendo su pasión por el escudo, dejándose el alma en cada partido que le toca disputar. Enfadándose cuando no tiene minutos. Ejerciendo de emblema y llevando al Betis en la boca por todo el mundo. Él es la motivación para los chicos de las inferiores y la realidad visible de que si se quiere, se puede. Un tesoro que no tiene precio.
¿El futuro? Para mí es muy bueno. El Betis Deportivo no atraviesa un buen momento, pero tengo mucha confianza en el trabajo de Ruano y en el de los jugadores. Es cuestión de tiempo que lleguen los resultados porque hay un plantel de calidad. No perdáis de vista a Fran Delgado, un lateral derecho de estos largos que no paran de subir y bajar en los noventa minutos. Ni a Kike Hermoso, un central contundente que debutó en primera con gol y gran partido frente a Osasuna. Tengo debilidad por Marchena, un medio centro con buen toque de balón y que sabe ir al quite. Baena es un extremo derecho rápido, con desborde, que creo que funcionará mejor en la élite que en estos campos tan complicados que pisa ahora cada jornada. Y, por supuesto, hay que tener fe en Raúl García de Haro, el espigado delantero centro de los de toda la vida, que tiene el gol en la sangre y que será futbolista de primera con seguridad. Y están Yasin Fekir, Luis Martínez, Callejón, Lara, Rebollo, Mizzian, Manu o Juan Cruz también en la recámara, que pueden dar el salto y ponerse en las manos de Pellegrini cuando este lo requiera. Son jóvenes, pero suficientemente preparados.
No nos asustemos cuando no haya grandes fichajes o nos parezca que el equipo no se refuerza lo suficiente. Defendamos a estos chicos. Démosle la oportunidad cuando el míster lo considere oportuno. Porque ellos, más que nadie, lucharán por cada balón, pelearán cada jugada y sufrirán cada partido que no se gane. Hay que tener paciencia y permitir que los canteranos se formen y encuentren su sitio. Con ellos nos irá bien. Seguro.
