Una semana y tres partidos para olvidar. Tres derrotas, ningún gol a favor y una media de tres en contra por partido. Es tan duro leerlo como escribirlo después de las expectativas que se habían creado tras golear al Valencia en casa, con una comunión perfecta entre equipo y afición.
Toca analizar lo sucedido y cargar pilas en este parón de selecciones, que probablemente llegue en el mejor momento posible para un equipo tocado en lo anímico. Autocrítica siempre necesaria, mente limpia y a ganar en Elche. Y es precisamente ahí, ante rivales teóricamente inferiores, donde el Betis está mostrándose bastante fiable, por lo que hay motivos de peso para seguir creyendo en este grupo.
Además de una mayor competitividad, si por algo se ha caracterizado el Betis de Pellegrini en este 2021 es porque, tanto para bien como para mal, suele dejar poco margen para la sorpresa. La lógica impera tras el pitido final en la mayoría de los partidos. Los suele sacar adelante ante rivales de similar nivel o menor y obtiene poco botín en los enfrentamientos con equipos superiores. A priori, algo lógico. Es más, el billete europeo pasa por esa media de resultados, no por hacer la machada en un campo inexpugnable para después caer en casa con un equipo en puestos de descenso.
Hemos vivido tiempos no muy lejanos en los que el Betis alternaba victorias sonadas ante rivales de enjundia, con derrotas indecentes ante conjuntos asequibles. Una irregularidad que hacía imposible mantener una línea de crecimiento estable. La hoja de ruta actual del equipo con Pellegrini es la correcta. Con cosas que corregir evidentemente, pero asegurando puntos ante equipos que anteriormente nos complicaban las cosas más de la cuenta.
Tanto Atlético, como Leverkusen y Sevilla son bastante superiores al Betis en estos momentos, por lo que lo sucedido en esta secuencia de partidos no es para llevarse las manos a la cabeza, aunque también es lícito exigir más batalla en este tipo de enfrentamientos. Menos rotaciones, distintos cambios o diferente planteamiento. Ahí se abre otro debate, pero estas derrotas tan seguidas no deben hacer perder también la perspectiva de la temporada.
Quintos en liga y bien posicionados en competición europea, a la espera de comenzar la participación también en copa. Con los números en la mano, prácticamente todos habríamos firmado empezar el mes de noviembre y encontrarnos en esta situación. El objetivo es claro, aunque el discurso oficial sea el del partido a partido. Volver a disputar tres competiciones en la 22/23. El crecimiento del club pasa por ahí y todos somos conscientes de ello.
La decepción de los últimos días debe dejar paso, desde ya, al optimismo en estas dos semanas sin fútbol. Hay motivos de sobra para ello, porque el mismo Betis que ha completado una semana para olvidar, nos ha demostrado que compite hasta el final, que no se viene abajo al encajar un gol, que es muy difícil de batir… En definitiva, un equipo que nos representa a los béticos en el césped. Plena confianza, el plan sigue su curso.