Manuel Pellegrini tiene la ardua tarea de recuperar durante el parón las virtudes de un equipo que se había caracterizado meses atrás como un conjunto competitivo, ofensivo y que no perdía la cara a los encuentros.
No todo es un camino de rosas en el fútbol. Parece algo obvio de decir pero que a veces cuesta de creer cuando llega. Y es que el Betis de Manuel Pellegrini viene de una semana trágica, donde era de “puerta grande o enfermería” y, para desilusión de los aficionados béticos, fue de enfermería. Las tres derrotas consecutivas ante rivales de altura tal vez medirían hasta donde era el tope de este equipo, caracterizado por el gen competitivo que le insertó Pellegrini de nunca bajar los brazos y siempre dar la cara en los partidos. Esta vez no solamente no acompañó el resultado, sino que tampoco la actitud. El equipo dejó a un lado esa competitividad, mordiente de todo aquel que salía de la banca y espíritu luchador que le ha hecho remontar muchos encuentros pasados, dejando un sabor amargo al aficionado amén de las derrotas cosechadas.
Por ello, y estoy seguro de que así lo tratará de recuperar Manuel Pellegrini durante el parón, el técnico chileno tiene que volver a reconstruir esos cimientos de ilusión, esperanza y competitividad que tan bien le han venido al equipo estos meses atrás. Era obvio que la racha negativa iba a llegar (ya en noviembre del año pasado ocurrió otra racha de tres derrotas en ese mes vía @LaLigaenDirecto), pero ahora el ingeniero tendrá que volver a recuperar esas características que le han hecho tener al equipo en quinta posición en el campeonato liguero.
Porque si alguien ha dado motivos para confiar en él ese es el ingeniero, que tendrá que volver a tirar de escuadra y cartabón para volver a recuperar la esencia de “El Plan” que ya empezó a ejecutar desde la pasada campaña.