Dicen, no sin razón, que el Real Betis no termina de competir en las grandes ocasiones pese a la evidente mejoría bajo la batuta de Manuel Pellegrini. Que no consigue esas victorias que llenan de esperanza y alimentan sueños.
Ganar a uno de los equipos más poderosos del país, o de Europa si abarcamos las competiciones internacionales, te ofrece la sensación de poder ganar títulos, porque las probabilidades de enfrentarte a uno de estos equipos al avanzar en un torneo son grandes. Por el contrario, perder este tipo de partidos te ofrece una visión derrotista. Elimina las esperanzas de competir un partido difícil y dar esa alegría ansiada por los aficionados.
El Betis no está compitiendo ese tipo de partidos importantes y eso merma la esperanza del bético. No podemos negar que tras partidos como el del Wanda Metropolitano, el derbi sevillano o el encuentro con el Bayer Leverkusen, las buenas sensaciones que teníamos con el juego del equipo descendieron hasta el punto de no saber si seremos capaz de competir en otros partidos complicados que deberemos afrontar.
Sin embargo, considero que una de las principales virtudes que puede tener alguien es razonar y comprender qué es lo que puede y lo que no puede hacer. Esta es la humilde opinión de quien suscribe, pero pese a que el rendimiento de muchos futbolistas está siendo enorme, el equipo no está a la altura de los más grandes del país. Al menos en lo que a nivel técnico o en cuanto a calidad se refiere. Colectivamente se aprecia el importante trabajo y, bajo ese manto de equipo que además cuenta con algunos jugadores de muchísimo talento, no deja que se noten tanto las carencias, pero las tiene. No olvidemos que es un equipo que se ha visto muy limitado ante los refuerzos que le permitan subir ese listón competitivo, y cuando la comparativa llega ante equipos con muchos más recursos o que llevan años reforzándose y mejorando ostensiblemente sus prestaciones, las costuras saltan inevitablemente.
No obstante, pese a que de estas líneas se desprende que no estamos al nivel que muchos exigen, me gustaría ofrecer un regusto positivo a estas palabras. Competir contra un grande te ofrece una esperanza y visión distinta, pero competir contra los demás es lo que te posiciona en la liga. Mis sensaciones serían mucho peores si hubiésemos logrado una victoria en el Wanda o en Alemania y perdido en Elche o ante Valencia, Rayo y Alavés. Y diréis que son los mismos tres puntos, pero equipos más poderosos futbolísticamente habrá cinco o seis, y que lo sean menos, más de una docena.
El Betis compite ante todos los demás y eso es lo que explica la actual quinta posición en liga. Eso es lo que me hace confiar en el futuro, en el técnico y en que con algunos mimbres más suba escalones desde esta posición de trabajo que él se ha ganado. Nos pueden las ganas de ganar, y también esos partidos hay que competirlos sin duda, pero yo hubiese firmado andar este camino hace años. Un camino de mejoría, de solidez y, aunque no lo parezca tras esta dura semana, de competitividad.
Ahora que venimos de semana difícil, de dudas, de bajarnos de la nube, de explotar pompas de jabón y chocar contra sobrios muros de realidad, yo creo en Manuel Pellegrini y confío en que el equipo mejorará sus prestaciones porque pese a todo, veo a unos jugadores que nunca le pierden la cara al juego. Con vosotros hasta el final.
