El pasado fin de semana, todo el beticismo pudo vivir una vez más, por desgracia, cómo el estamento arbitral se reía de nosotros. A lo largo de un partido suceden muchos acontecimientos que pueden influir en el devenir del mismo y es posible que se cometan fallos, al fin y al cabo, somos personas, es comprensible. Lo que no logro comprender es la reiteración de estos errores, ya no sólo a pie de campo sino también refundados desde el VAR. Da que pensar que año tras año seamos de los equipos españoles más afectados por los errores arbitrales, me da la sensación incluso de que a ciertas personas o grupos les molesta que a los nuestros les vaya bien.
A pesar de todo ello, me quedo con la actitud del equipo, un grupo dolido pero unido. Un sabio dijo hace un tiempo que “la lealtad te hace familia y la sangre te hace pariente”, es en este punto donde veo jornada tras jornada que este vestuario es una familia. Ver como se defienden los unos a los otros y como les molestan las injusticias cometidas es síntoma de la unión y el compromiso que hay por seguir sumando cada partido y estar en las posiciones altas de la clasificación. Estas actitudes me tranquilizan, pues dejan ver que en el vestuario no exista indiferencia, pues esta indiferencia sería la mayor de nuestras derrotas.
Por otro lado, el equipo se encuentra tercero en Liga, en octavos de Copa del Rey y en dieciseisavos de la Europa League, hacía mucho tiempo que a estas alturas de temporada no veía, ya no sólo al equipo vivo en las tres competiciones, sino también con capacidad suficiente como para seguir avanzando en todas sus competiciones. El sábado tenemos una nueva oportunidad para seguir avanzando en Copa, el rival y el lugar hace pensar que podríamos vivir una de esas noches mágicas en el Villamarín. Está en las manos del ingeniero y de todo el vestuario el poder reivindicarnos y hacer que el resto de clubes vean que podemos ser candidatos a estar en una hipotética final en el Estadio de la Cartuja.
Pese a que, al fin al cabo, la responsabilidad recae sobre nuestros futbolistas, el primer gol tenemos que marcarlo nosotros, desde la grada, dejándonos la voz. Hay que hacer del Villamarín un auténtico infierno para el equipo que nos visita y llevar en volandas a los nuestros. Desde aquí me gustaría animar a todo bético o bética que vaya el sábado al partido para que entre temprano al estadio para estar con nuestros jugadores desde el calentamiento. Hay que cambiar el rumbo de la historia y el sábado tenemos una oportunidad de oro.