La reciente mala racha del Betis (dos empates y dos derrotas) ha desencadenado la inevitable ráfaga de opiniones periodísticas sobre el asunto, casi todas centradas en el desgaste físico y mental producido por las tres competiciones en que sobrevive el equipo. Sin embargo hay una explicación mucho más simple para esa racha, y que tal vez haya sido soslayada por el periodismo local porque no se corresponde bien con uno de los tópicos más típicos a lo largo de la historia del club: el de la irregularidad del equipo.
Efectivamente, este Betis es extremadamente regular y consistente –indicio de un alto nivel de autoexigencia y competitividad–, y mantiene desde la llegada de Pellegrini un rasgo muy característico: pierde contra los buenos y gana contra los malos. Comprobémoslo. Miremos la clasificación actual, tras 27 jornadas, y partámosla en dos bloques: aspirantes a Europa, los ocho primeros clasificados (Betis incluido), y resto de equipos. Pues bien, este Betis ha ganado tan solo dos partidos y perdido ocho contra los equipos del bloque de arriba, sin empatar uno solo. Por el contrario, contra el bloque bajo de la clasificación tiene auténticos números de campeón: 12 victorias, 4 empates y una sola derrota (en casa ante el Celta).
Así mirada, la reciente racha de resultados cambia de aspecto: el Betis, simplemente, ha perdido contra dos clubes que multiplican su presupuesto, y cumplido objetivos (en forma de victoria o clasificación de eliminatoria) contra los equipos de su dimensión o algo inferiores, como Zenit, Rayo, Mallorca o Levante. Pero, ¿Qué nos dicen estos números de cara al futuro próximo? Naturalmente nada es seguro, pero nos hacen ser moderadamente optimistas ante un calendario inminente frente a equipos como Eintracht (hoy décimo en la Bundesliga), Celta, Osasuna o Cádiz. Y, sobre todo, nos señala dos partidos próximos que marcarán el destino en liga del equipo: ante Athletic (13 de marzo), y un mes después en Anoeta ante la Real, contra clubes que marcan esa línea entre lo que el Betis es y lo que quiere ser.
¿La final de Copa… ante el Valencia? De ese partido hablaremos otro día.