¿Cuántas veces habéis visto el penalti de Miranda? Entre todos creo que lo vamos a hacer el vídeo más reproducido de YouTube. ¡Qué alegría! El Betis campeón de copa por tercera vez en su historia. En una final memorable, en Sevilla, ante un difícil Valencia. Partido épico. Agónico. De los que saben a miel cuando lo ganas o te empuja al fondo del pozo cuando lo pierdes. Esta vez salió cara. Lo merecíamos. ¡Sí, sí, sí! ¡La copa ya está aquí!
Yo viví la final en Barcelona. Azares del destino quiso que el partido más importante de nuestra historia reciente se jugara el día del libro. Desde el 2010 no falto a mi cita con Sant Jordi en la Ciudad Condal (salvo estos dos últimos por la pandemia). Es la fiesta de la literatura, de los escritores y sobre todo de los lectores. Las calles se llenan de puestos de rosas y de casetas de libros. Y los escritores vamos de un lado a otro dedicando y firmando los ejemplares de nuestras historias que la gente nos lleva. El ambiente es incomparable. Aunque esta vez sentí envidia de los que llenabais la Cartuja, estabais en el Villamarín y luego fuisteis a Plaza Nueva. Porque A Plaza Nueva había que volver.
El partido lo vi en la habitación 402 del Gallery. Cuando terminé mis firmas, Ester y yo nos marchamos rápidamente al hotel y pedimos un par de sándwiches para cenar. Yo con mi camiseta del Betis, con el siete a la espalda, que llevé durante todo el día, cumpliendo mi promesa. Mi novia con los calcetines de Palmerín. Ella es valenciana, pero se ha hecho muy del Betis. De vez en cuando, su hermano la llamaba para contarnos cómo estaba el ambiente en la Cartuja. Álvaro fue desde Valencia a Sevilla en coche la madrugada anterior y regresó en cuanto acabó el partido. Lo siento por él y por el resto de valencianistas, que se portaron de diez antes, durante y después del encuentro. Gran afición. Amunt Valencia.
No os voy a engañar. Cuando marcó mi querido Borja Iglesias sabía que íbamos a sufrir, pese a la superioridad de la primera media hora del Betis. Las tres copas que tenemos han sido tras prórroga. No podía ser sencillo. Siempre hemos logrado todo con sufrimiento. Es nuestro ADN. Pero de la misma manera que pensaba que la final sería muy disputada, estaba convencido de que ganaríamos. Quizá tendríamos que haber marcado en los últimos minutos de la segunda mitad. Tuvimos ocasiones de todos los colores en los pies de Juanmi, Fekir, Canales, el Panda… Dos tiros al palo incluidos y un penalti muy claro a Nabil no señalado. El Betis hubiese sido un justo ganador en los noventa reglamentarios.
Uno a uno y tanda de penaltis. Eso que algunos llaman lotería y que otros preparan minuciosamente. A pesar de que Bravo no detuvo ninguno de los lanzamientos del Valencia, Doblas y los suyos tenían muy estudiados a los tiradores del equipo che. Todos, excepto el que falló Musah, fueron imparables. Pero los nuestros también. William José, Joaquín, Guardado, Tello y Miranda – los cinco suplentes – acertaron y el delirio llegó a la parte verdiblanca de la ciudad. ¡Campeones de España! Todavía cuesta asimilarlo.
Se cumplió la Profecía de Fran Martínez. Desde que comenzó la competición muchos confiábamos en los chicos de Pellegrini. Se intuía que este año iba a pasar algo grande. Sin embargo, poco sucede por casualidad. Se ha hecho un gran trabajo desde las oficinas del club, conformando una plantilla muy competitiva. El grupo se nota que se lleva bien, que es una familia. Y el Ingeniero y los suyos han mantenido enchufados a todos los jugadores. Si bonito fue el 23A, el día después fue apoteósico, viendo las calles de Sevilla repletas de béticos felices. Ojalá solo sea el principio de una etapa de victorias, finales y títulos. Es difícil, porque solo gana uno y se tienen que dar también una serie de circunstancias favorables en el momento adecuado. Pero estamos ahí. El Betis va a seguir dando guerra en las próximas temporadas. Lo tengo clarísimo. Ahora disfrutemos de la hazaña y Getafe Getafe y Getafe. Hay otro premio gordo a la vuelta de la esquina y tenemos que intentarlo. ¡Gloria a los campeones! Betis, oé.