El Real Betis perdió esta semana, con su empate sin goles ante el Getafe, una oportunidad de oro en la lucha por la Champions League. Esa me parece una verdad incuestionable.
De sus rivales para tan increíble hazaña tras ganar la Copa del Rey, solo el FC Barcelona logró ganar, obviando al inalcanzable campeón de liga. Sus otros rivales por conseguir una plaza en la máxima competición continental, Sevilla FC y Atlético de Madrid, obtuvieron sendos tropiezos en forma de empate que nos ofrecía la opción de recortar puntos. Así mismo, Real Sociedad y Villarreal también tropezaron como perseguidores. Los resultados resultaban inmejorables para lograr una victoria que metiese a los verdiblancos de lleno en la lucha por la Champions, pero no se consiguió el deseado gol.
Tengo que admitir que no me gustó el partido. Creo que el equipo lo intentó en cuanto a actitud. Que no se dejó nada pese al desacierto de la segunda parte, pero faltó frescura y claridad de ideas. El «Geta» se cerró bien y al Betis le faltó riesgo en pases decisivos, presencia por dentro y hombres más adelantados que el balón para ofrecer desmarques interesantes o juego entre líneas. En vista de esto y teniendo en cuenta el marcador, terminé decepcionado. Una decepción relativa basada en mis deseos, obviamente.
Sin embargo, mi sorpresa llegó cuando vi entre algunos aficionados asegurar que el Betis «tiró las opciones de ir a Champions» o «no lo quiso con suficiente intensidad», y esto me hace preguntarme si la buena temporada del equipo nos ha colocado en un plano de exigencia desmedida que convierte nuestra concepción del equipo, de alguna forma, en irreal.
El Betis ha hecho un temporadón. Lo digo ya. Sin terminar la liga y le pese a quien le pese. Si en agostó me hubiesen dicho que el equipo llegaría quinto a la jornada 34 siendo campeón de la Copa del Rey lo hubiese firmado con sangre. De hecho, creo que Manuel Pellegrini, al igual que hizo la temporada pasada, le ha sacado a este grupo un rendimiento superior al que se podía imaginar. Esperar aún más de ellos me parece fuera de lugar.
Los equipos que pelean por las cuatro posiciones de Champions están a años luz a nivel presupuestario, me atrevería a meter incluso al Villarreal, que está por debajo en liga hoy por hoy. Cuentan con más mimbres para lograrlo y trabajan todo el año para ello. El Betis vino a pelear por estar en Europa, ha conseguido el sobresaliente y ahora busca la matrícula de honor. ¿Es una decepción no conseguirlo? Pues tal vez, porque lo estamos rozando con los dedos. ¿Es una exigencia real la que se le puede hacer a este plantel y este cuerpo técnico con respecto a ese objetivo? No. Para mí no. Hay que intentarlo, pero no me parece exigible.
En el pasado se cometieron grandes errores tras temporadas como esta. Se quiso hacer ver que lo logrado era fruto de un plantel de enorme calidad y se desechó a la ligera la opción de mejorarlo. No obstante, la clave de la evolución es mejorar lo ya conocido. Olvidemos esa irrealidad que nos hace exigir hoy estar entre los cuatro primeros y miremos al futuro cercano.
Para que el objetivo Champions sea exigible, lo que hay es que mejorar un equipo que ya de por sí tiene mucho bueno. Darle al técnico chileno las herramientas necesarias para que el año que viene pueda pelear más y mejor. No, no hay que traer fondo de armario ni hacer cuatro retoques como se dice siempre que se toca plata. Hay que traer a cuatro o cinco futbolistas que vengan a ser titulares, porque solo así mejoraremos de verdad. Esa es mi exigencia real, y no ir a una Champions (ojalá) que sería más un hito que un objetivo.Luchemos hasta el final. Tengamos fe y esperanza, pero no dejemos de disfrutar por una ambición que tal vez no podamos realizar. Es año de sonrisas, que nada os la borre. Este equipo se ha ganado que lo animemos hasta el último partido y después de ese, a trabajar para ser cada año mejor.