Se terminó esta mágica temporada 21/22. ¿Temporada? ¡Temporadón! Vamos a echar mucho de menos a nuestro Real Betis en las próximas semanas. A este Betis de los magos, del Panda, de O´Rei, de los laterales ofensivos, del modo cápsula, del eterno Joaquín, de la portería a cero y de los cien goles. A este gran Betis del Ingeniero Pellegrini (y Cousillas). Este Betis que nos ha dado la tercera Copa del Rey de nuestra historia y ha peleado hasta el final por una plaza en la Champions. Gracias, equipo.
El título y la clasificación para la Europa League, evidentemente, son muy importantes. No estamos acostumbrados a estar ahí arriba y a pelear por trofeos. Sin embargo, creo que igual o más de importante es la ilusión que ha creado el club en estos dos últimos años. Y eso es responsabilidad de los jugadores, del cuerpo técnico y también de los que mandan, empezando por Haro y Catalán y siguiendo por Antonio Cordón y los que trabajan en las oficinas del Villamarín. No vale eso de que cuando se pierde, pierden los directivos y la secretaría técnica y cuando se gana, gana el entrenador que ha conseguido motivar a los jugadores. Para mí hay que repartir méritos cuando las cosas se hacen bien. Y el Betis lo está haciendo muy bien en los últimos tiempos. Tres estrellas para todos.
Uno de los grandes logros del equipo ha sido su capacidad de transformación a lo largo de la temporada. Ya vimos un cambio el año pasado, con mayor fiabilidad defensiva y menos pérdidas atrás que nos condenaron en momentos decisivos. Se han tapado mejor las bandas, las jugadas a balón parado y las contras del rival. Físicamente, pese a lo que se ha dicho, no he visto tan mermado al Betis como podría estarlo debido al peso de las tres competiciones en las que ha aguantado gran parte del año. Es verdad que Fekir o Canales han sufrido un desgaste tremendo (y molestias permanentes que han arrastrado en la segunda parte de la temporada) y eso ha repercutido al conjunto en algunos encuentros. Se perdió cierta frescura. Pero gente como Guido, Bartra, Borja, Pezzella o Rui Silva han terminado muy bien y han sostenido al equipo en partidos decisivos. El Betis ha funcionado como un equipo con mayúsculas.
Ahora toca comenzar la cuenta atrás y no perder la ilusión, pero espero que lo hagamos desde la tranquilidad. Nos impacientamos demasiado durante los veranos aguardando fichajes de relumbrón y refuerzos en todas las partes del campo. Y si no nos gusta alguno de los que vienen o de los que se va ya nos olvidamos de que los que trabajan en el club seguro que lo intentan hacer lo mejor posible y tienen peinado el mercado de arriba abajo. Solo ellos saben lo que se puede gastar y se debe vender. A todos nos encantaría que llegaran grandes jugadores y que no se fuera ninguno de los pesos pesados del equipo. Pero, en lo que a mí se refiere, confiaré plenamente en los gestores del club. Creo que se lo merecen.
Y con estas últimas líneas me despido de Onda Bética y de todos sus seguidores. Quiero dar las gracias a los que me han invitado a formar parte de esta familia y a los que han leído mis opiniones. Escribir sobre el Betis ha sido un auténtico placer. Pocas cosas me pueden gustar más. En un temporadón como el que hemos vivido ha sido un lujo para mí tener esta parcelita en verde y blanco. De momento, me quito la visera y, como Bellerín, ya veremos qué pasa la temporada que viene. Gracias a todos y viva el Betis.