¿Os acordáis de aquel primer Laporta? Hizo famosa aquella frase de: “¡Al loro! Que no estamos tan mal, hombre”. Se quejaba de que el Barcelona estaba mucho mejor de lo que algunos decían. Esto podríamos aplicarlo a nuestro Betis actual. Leyendo ciertos comentarios parece que luchemos por no descender, que nos han eliminado de la Europa League y que la Copa del Rey del año pasado la ganó el Racing de Santander (equipo al que admiro y respeto profundamente). No, señores. La realidad no es esa.
Al parón del Mundial nos hemos ido sextos en la tabla, empatados con el cuarto y el quinto y a solo dos puntos del tercero. Para los que al principio de curso decían que estaríamos abajo con esta plantilla: el descenso está a doce puntos. Hemos ganado el grupo de la Europa League – con 16 de 18 puntos, el equipo que más ha logrado en la liguilla – y ya no jugaremos más hasta octavos. Y tenemos por delante la Copa y la Supercopa, torneos ilusionantes, en los que podemos aspirar a todo. Yo no es que sea una persona optimista, pero algunas veces echamos más leña al fuego de la que toca.
Mi percepción, que creo que sucede en todos los equipos, es que nos dejamos llevar demasiado por lo que ha pasado en el último partido. No se hace una visión global de la situación. Quizá porque cuando se pierde aparecen los derrotistas, los que van contra lo que hay o los habituales del “¿Lo veis? Ya lo decía yo”. Las victorias o las derrotas no deberían hacernos oportunistas. Las notas siempre se entregan al final de temporada y ahí es donde tendríamos que opinar y hacer balance.
Es respetable la crítica. Cada uno tiene su opinión y su cuenta de Twitter para poner lo que le dé la gana. Pero no ayuda el ruido o por lo menos no favorece. Tampoco los insultos y menosprecios a jugadores, técnicos o directivos. Me da igual quién esté o quién deje de estar. Siempre he pensado que los que representan a una institución como el Betis lo hacen lo mejor que saben y pueden. En este caso, la calificación de notable es lo mínimo que se le puede dar a todo el que forma parte del club en la actualidad. No es sencillo acertar, ganar o destacar, porque hay otros diecinueve equipos que desean lo mismo que el tuyo. Y aunque por masa social, ciudad y pasión futbolística el Betis debería estar cada año entre los seis primeros, la lógica y las matemáticas en el fútbol dependen de si la pelota entra en la portería en un momento determinado. Son once contra once en el campo – en nuestro caso muchas veces diez contra once – y no vence el que mete más gente en el estadio.
A mí también me molesta perder cuatro a cero un partido aunque sea amistoso. El Betis quiero que gane hasta en el torneo del barrio de petanca. La verdiblanca, azul o naranja gafe por encima de todo. Me cabreo en cada derrota y me duele como a cualquier bético. Pero hay que mirar más allá. Concretamente, el encuentro frente a River se juega al día siguiente de que el equipo llegue a Argentina. Cualquiera que haya ido a Latinoamérica sabe lo complicada que es la adaptación al otro lado del mundo. El cambio horario, el clima diferente y sobre todo la paliza del vuelo de doce o trece horas – más los respectivos controles en los aeropuertos, traslados, esperas – lo ponen todo muy difícil. El cuerpo no está preparado para un esfuerzo máximo como es jugar un partido de fútbol contra un gran equipo, extra motivado por las circunstancias (despedida de su entrenador y de su capitán). No son excusas. Son razones para explicar un resultado de este tipo.
El empate en casa contra el Sevilla, la derrota abultada en Valencia y la goleada recibida ante River Plate han hecho que se hable hasta de crisis; que algunos aficionados pidan cambios en la plantilla y que se insulte a jugadores que van a seguir esta temporada en el Betis, nos gusten más o menos. No entiendo que eso sea lo mejor para nuestro equipo. Es mi opinión. ¿Por qué no vemos la realidad tal y como es ahora mismo? Tenemos a cinco jugadores mundialistas (y alguno más que debería estar con la selección); contamos con un equipo consolidado al que admira gran parte de los aficionados al fútbol en España por su manera de jugar y de competir; disponemos de un gran cuerpo técnico y el inicio de temporada ha sido ilusionante. En junio ya veremos cómo estamos y qué hay que pedir. Pero ahora disfrutemos, por favor. ¡Que no estamos tan mal, hombre!