Caminito de Heliópolis oe oe mushobeti oe… Heliópolis ya se ve.
Falta apenas una semana para que, por fin, volvamos a disfrutar de nuestra particular noche mágica. Aquella que nos lleva, nerviosos, camino del Benito Villamarín. Allí nos juntamos gente de todos lados (Andalucía, Extremadura… hasta de Dinamarca!) para ver llegar a nuestros queridos Reyes Magos. Unos Reyes que, durante muchos años, nos traían toneladas de carbón; y no dulce precisamente.
Tenemos una suerte tremenda, además. Porque tenemos reyes de muchos lugares del Mundo, y no solo tres precisamente. Tenemos majestades argelinas, españolas, brasileñas, argentinas… y un largo etcétera. Y aunque cada uno repite, desde hace un par de años, los mismos regalos, estamos encantados con ello. Nos traen calidad a raudales, alegría infinita, compañerismo absoluto y además de todo eso, nos traen un compromiso y una ambición extraña por estos lares. El carbón ha pasado de ser duro y maloliente a ser dulce y apetecible. La noche previa a su llegada, dormimos con una sonrisa en la cara, presagio de que cuando nos encontremos, traerán cosas importantes y bonitas.
Lejos quedan ya las noches de temores y temblores ante lo que nos pudiesen ofrecer. Ahora, dormimos con el convencimiento de que habrá merecido la pena esperar a que llegue otra noche en el Villamarín. Sabemos que, de sus sacos cargados, sacarán lo mejor que tienen sin dejarse nada dentro. Nuestros niños sonríen ante tal elenco de magos disfrazados de futbolistas. Nuestros mayores, se acuerdan de aquellas efímeras noches de jolgorio que suponía visitar el Templo. Los Reyes, desde hace años, son más entregados, más luchadores y más béticos. Desde hace años están convencidos de que traer magia al Villamarín es posible. Solo había que querer hacerlo. Desde el primero hasta el último.
Solo me queda dar las gracias a sus Majestades los Reyes Magos de Heliópolis. Por hacernos disfrutar como niños, por ilusionarnos ante su llegada a nuestra casa. Por hacer que nos abracemos cada fin de semana, como cuando nos damos regalos navideños.
Pero sobre todas las cosas, por conseguir que cada noche en el Villamarín, sea una auténtica noche de Reyes Magos.
Viva el Real Betis y Sus Majestades los futbolistas.