A pocos días para la apertura de un nuevo mercado de fichajes, los rumores se disparan y los últimos nombres en salir a la palestra en clave Betis han sido los de Álex Moreno y Borja Iglesias. En el caso del Panda, con más fuerza aún ya que el interés proviene de un Atlético de Madrid que necesita gol tras la venta de Matheus Cunha y la más que probable marcha de João Félix. Según comentan medios nacionales, el interés cobra fuerza y estaría supeditado a la salida del portugués.
Pongamos pros y contras en una balanza. Deportivamente supondría un quebradero de cabeza para el club, ya que hablamos del delantero referencia del equipo y el hándicap de hacerlo en plena temporada, a lo que habría que añadir que, con este movimiento, se reforzaría a un rival directo en la pelea por una plaza para disputar la próxima edición de la Champions League. En cambio, recibir una suma elevada por un futbolista que roza la treintena sería una magnífica operación para el club y probablemente la última oportunidad de obtener beneficio con un traspaso.
Actualmente, el atacante gallego es fundamental en el esquema de Manuel Pellegrini. Pieza importante que ha estrenado internacionalidad recientemente y que ha crecido bajo las órdenes del entrenador chileno, agarrando con fuerza la titularidad de un Betis vigente campeón de Copa y en pleno crecimiento deportivo. Ya lo dijo el Ingeniero, que las ventas no debiliten al plantel. Si son buenas para el club en el plano económico, que vengan acompañadas también por refuerzos de garantías que suplan esas salidas.
Tarea difícil, compleja. Más aún en un mercado invernal y tratándose de un futbolista de esa importancia en la plantilla, pero es el siguiente pase adelante que tiene que dar el club. La marcha de un activo importante que suponga un alivio para las arcas y a su vez emplear parte de ese montante en un sustituto que mejore las prestaciones del anterior. O lo que es lo mismo, vender para crecer.
El tiempo pasa para todos y si queremos seguir avanzando, no hay que ser reacio a desprenderse de ningún miembro del equipo y para llevar a cabo esa transición, llegó al club un director deportivo del prestigio de Antonio Cordón, que se ha visto obligado estas tres primeras temporadas a lidiar con limitaciones económicas que le han impedido desplegar su extenso conocimiento del mercado. Hasta el momento, la principal misión ha sido la de consolidar una plantilla aportando pequeñas pinceladas y hay ganas de verle también desenvolverse con mayor margen de maniobra.
En definitiva, no es plato de buen gusto para ningún aficionado bético la marcha de un activo importante y menos aún si se trata de un futbolista que se ha ganado el corazón del beticismo con su fútbol y con sus actos fuera del campo, pero es parte del proceso. La cuestión está en cumplir correctamente el ciclo que permita el crecimiento ininterrumpido del club en todos sus estamentos. Reinventarse mientras te asientas entre los mejores del fútbol español y sigues dando pasos para hacerlo también en el fútbol europeo. Que pase lo que pase, sea lo mejor para nuestro Betis. En el horizonte, un 2023 ilusionante en verdiblanco. A por él. Felices Fiestas.