El Betis afronta un momento de la temporada en el que hay que tener los cinco sentidos puestos en los doce partidos que restan para la conclusión del campeonato liguero, con el objetivo de repetir clasificación europea por tercera campaña consecutiva, pero sin descuidar un nuevo curso que está a la vuelta de la esquina y para el que hay que estar preparado ante cualquier escenario posible. El fútbol no espera a nadie y aunque el Betis tenga trabajo adelantado para la 23/24, necesita un capitán de barco que dirija los designios deportivos del club, como lo hacía hasta hace bien poco Antonio Cordón, cuya salida dejó huérfana una parcela de vital importancia en la entidad.
Tras su marcha voluntaria, se antoja imprescindible reemplazar esa figura con otro profesional de dilatada experiencia en este puesto. Es innegable que el papel de Cordón ha sido fundamental en el devenir deportivo del equipo estas últimas temporadas ya que, a su conocimiento del mercado, hay que añadir una gran capacidad para gestionar grupos y su conexión directa con el entrenador en el día a día del equipo.
Durante la etapa de Serra Ferrer en el cargo de vicepresidente deportivo, no existió el puesto como tal y el equipo también creció, como consecuencia de unas planificaciones que incrementaron el valor de la plantilla de manera notable, pero hemos podido comprobar que carecer de una figura específica para el puesto no es la forma ideal de trabajo en un departamento tan importante. Como muestra más esclarecedora, una 19/20 de infausto recuerdo en la que el equipo coqueteó con la zona baja hasta el final para terminar en el decimoquinto puesto de la clasificación.
Pellegrini necesita alguien que hable su mismo idioma futbolístico a diario, que sepa lo que requiere la plantilla en todo momento, tanto para llevar a cabo incorporaciones como para saber qué futbolistas deben continuar en temporadas posteriores, así como resolver cualquier situación de vestuario en el transcurso de la temporada, para que el ambiente sea el idóneo y nadie en el vestuario piense en otra cosa que no sea el siguiente partido.
Con Ramón Planes en la pole, cuyo currículum le avala para ocupar ese puesto, también se viene hablando de la posibilidad de darle la alternativa a alguien de la secretaría técnica actual o bien apostar por un perfil con pasado bético, pero el Betis se encuentra en un momento en el que no es conveniente arriesgar con un puesto tan importante en la estructura deportiva del club. Sea cual sea la decisión final, bien haría la directiva en consultar al entrenador ya que, de su feeling con el máximo responsable de lo deportivo, depende el devenir del primer equipo y, por consiguiente, de la institución.
Cierto es que va a ser tremendamente difícil reemplazar a un profesional con la experiencia y el bagaje de Antonio, como lo será en un futuro (ojalá muy lejano) Pellegrini, pero en el club deben ser conscientes de que ambos pilares son la base para la estabilidad del club. Director deportivo y entrenador, entrenador y director deportivo. Tres temporadas exitosas que deben tener continuidad en el tiempo. Acertando en ambos casos y existiendo conexión entre ellos, el club seguirá creciendo. Encontrada la fórmula, no más experimentos.