Somos muchos los béticos que no entendemos nuestro sentimiento sin nuestro “vecino” de enfrente. Convivimos en esta ciudad y nos mezclamos en el trabajo, la familia y algunos hasta en el amor. La mayor rivalidad de este país con diferencia. Desde pequeño me enseñaron a decir “Sevilla caca” y a mi amigo “Betis caca” y así hemos crecido siendo verdaderos amigos, dándonos caña pero siempre con arte y respeto. Nunca conocí la violencia en esto de la rivalidad porque no me educaron así, para eso se invento la guasa sevillana. Hoy os dejo un granito de arena, un reflejo de esa guasa, un poema para el amigo palangana, ese palangana de mi vida:
A una hora bien temprana
Que ni el café había tomado
Empecé a escribir del amigo palangana
Ese vecino tan amado.
Están por todas partes
Hasta en el trabajo
Ese compañero tan pesado
Que dan ganas de mandarlo al carajo.
También hay quien lo tiene en casa
Comiendo de la misma olla
Y aunque es de tu familia
Te tiene hasta la misma polla.
Y que castigo el vecino palangana
Todo el día dando la brasa
Que te entras ganas
De mandarlo a su puñetera casa.
Encima ese himno del Arrebato
Que coñazo de cantinela
De escucharla estoy harto
Que la letra tiene tela.
Que si un 14 de octubre nació una ilusión
Que si «sevillista seré hasta la muerte»
Ahora tengo la explicación
Del porqué se metieron en un ERTE.
Todo el día con las uefas en la boca
Como pájaros de mal agüero
Hasta que la moral te toca
Y le dices que son paragüeros.
Ser bético no tiene explicación
Esta droga no entiende de oropeles
Lo nuestro es una adicción
Que si dura hasta la muerte
Aunque es una gran certeza
Que mi beticismo es de oro y grana
Cuando me tomo una cerveza
Con mi amigo el palangana.