Nadie mejor para representar el cambio de tendencia experimentado por el Betis en este inicio de 2021 que un Sergio Canales que ha vuelto a competir tras superar una lesión muscular, asumiendo galones y tirando del carro de un equipo que parece otro desde su regreso a los terrenos de juego.
No sólo es un ejemplo de superación y profesionalidad, consecuencia de ello esa recuperación acortando plazos de manera sorprendente, también lo es de liderazgo y compromiso con el club. Ocho goles en siete partidos disputados tras su lesión. De locos.
Reapareció en liga en el Ciutat de València para apelar al orgullo saliendo desde el banquillo y haciendo un doblete para maquillar un resultado indigno, más habitual de lo que debería en los últimos tiempos y que ya parece haber quedado atrás. Continuó su idilio con el gol haciendo el empate en el derbi desde el punto de penalti, al igual que en El Molinón para abrir el marcador en dieciseisavos de Copa del Rey. Dos más al Celta y otros dos a la Real Sociedad en sendos partidos consecutivos en ambas competiciones. Se agotan los calificativos para definir a un futbolista superlativo. El alma de un Betis en el que todos han dado un paso adelante, tanto los futbolistas que esperaban su oportunidad a comienzos de temporada y muchos de ellos son titulares actualmente, como aquellos que lo eran en un principio y ahora deben partir desde el banquillo para ganarse un sitio.
Todos aportan y reman en una misma dirección, bajo la batuta de un Manuel Pellegrini que parece haber encontrado la fórmula de una regularidad necesaria para recuperar el pulso a la temporada. Se percibe otro ambiente, tanto en el césped, con entrega y sacrificio, como en unas gradas que, a falta de aficionados, están ocupadas por futbolistas y miembros del cuerpo técnico donde los ánimos son constantes.
Este equipo ya no baja los brazos antes de tiempo. Cree en la victoria hasta el final y demuestra que sabe sobreponerse a situaciones adversas durante los partidos. De los siete encuentros que lleva el Betis disputados desde principios de año, en cinco de ellos comenzó por detrás en el marcador, niveló la balanza en dos y culminó la remontada en tres. Algo impensable hasta hace muy poco. La ilusión ha vuelto a un beticismo que ansía conocer el rival de cuartos en el sorteo copero de mañana y espera del equipo que continúe recortando diferencias y escalando puestos en la clasificación liguera.
Conviene recalcar que aún queda mucho camino por recorrer. Pronto, muy pronto para saber si lo que está ocurriendo en este mes de enero es flor de un día que se marchitará al primer revés en forma de resultado negativo, o por el contrario estamos ante el resurgir de un Betis que ha sentado las bases de un crecimiento deportivo continuado y con cimientos sólidos.
La relajación y el conformismo no tienen cabida en el fútbol de élite. Humildad, competitividad, ambición… Esa ambición que muestra el 10 del equipo verdiblanco cada vez que tiene la oportunidad de defender el escudo de las trece barras.