Comienza el Real Betis Balompié este próximo jueves su andadura en la Europa League recibiendo al mítico Celtic Football Club en el Benito Villamarín. Partido que tiene una connotación especial, con el verdiblanco como nexo de unión entre ambos clubes desde hace más de un siglo tras aquel viaje del isleño Manuel Ramos Asensio a tierras británicas.
Dicho lo cual, otro frente abierto en el camino tras un inicio de liga que parece enderezarse con los tres puntos de ayer en Granada, pero que sigue dejando algunas dudas. Y en diciembre habrá que sumar la Copa del Rey. No deja de ser la opinión del que escribe estas líneas, pero al fin y al cabo entiendo que es lo que quería el beticismo en general. Dos partidos por semana con frecuencia y la posibilidad de viajar y soñar con logros importantes a nivel nacional y también continental.
Creo que a estas alturas tampoco es necesario explicarle a ningún aficionado (ni dirigente) que para crecer como institución hay que convertirse en un habitual de este tipo de partidos de martes a jueves, algo que hasta ahora no ha conseguido un irregular Betis que nunca ha sabido compaginar tanta tarea a lo largo de una temporada. Y de eso se trata, de ser capaces de mantener un nivel competitivo alto durante todo el curso futbolístico que te permita optar a repetir participación en este tipo de torneos habitualmente.
Técnico experto en estas lides hay por fin para lograrlo, con un Manuel Pellegrini que sabe lo que es convertir a un Villarreal inexperto en competición europea cuando cogió las riendas del conjunto amarillo, en un asiduo que alternaba UEFA con Champions League, manteniendo el nivel competitivo y de resultados en la competición doméstica, algo que también consiguió posteriormente en su periplo por tierras malagueñas.
¿Hay plantilla? A mí personalmente me deja bastantes dudas en algunos puestos clave en los que habrá que rotar a medida que avance la temporada, aunque si el propio Pellegrini considera que hay mimbres para estar a la altura en cada torneo, motivo más que suficiente para confiar en un equipo que si por algo se caracterizó la temporada anterior desde comienzos de 2021, fue por la implicación de todos sus integrantes con el mensaje del entrenador.
Y tampoco es que hablemos de un imposible, ya que tenemos varios ejemplos recientes de equipos que han roto la barrera de competir en Europa y repetir clasificación esa misma temporada. Va siendo hora de que el Betis se sume a esa terna, porque no se trata de llegar en ocasiones puntuales, sino de mantenerse en el tiempo. Que el año que no se consiga sea motivo de reflexión por parte de todos los estamentos del club, en lugar de echar balones fuera o buscar agentes externos que señalar como culpables, en vez de hacer una siempre necesaria autocrítica. Eso es crecimiento.
Competitividad y ambición. Algo ha cambiado desde la llegada del Ingeniero a Heliópolis, de eso no hay duda. Esperemos que todos los que le rodean prediquen con su ejemplo y lo que ha sido excepcional en el Betis a lo largo de su historia, se convierta en algo habitual a partir de esta temporada.