Quiero comenzar este artículo dejando claro que lo que voy a exponer a continuación en ningún caso puede servir de excusa para disimular el bochorno que sufrimos los béticos, tanto en la noche de ayer como el domingo en el Wanda, y que temo que, con la defensa que, más que tener, padecemos, los del Centro Comercial son capaces de cascarnos otros cuatro pasado mañana.
En cualquier caso, ayer por la noche viví algo que, para mal, solo puede experimentarse en el Betis del siglo XXI. Partiendo de la base de que soy una persona que defiende la gestión de la directiva actual, y que soy soldado de don Manuel Pellegrini por obra y gracia del Espíritu Santo, uno de los grandes debes que siempre se ha achacado a este proyecto es la falta de veneno verdiblanco. La garra, la rabia ante la derrota o la insatisfacción, la fuerza para venirse arriba, la defensa legionaria de los símbolos propios y de nuestra idiosincrasia, y todas esas cosas que hacen del Betis algo más que un club de fútbol.
Bien, pues anoche, don Nabil Fekir, tras un considerable número de patadas y agarrones, en el momento en que los jugadores alemanes no solo le vacilaron, sino que le propinaron un pelotazo como humillación adicional, dijo hasta aquí hemos llegado. Se revolvió y propinó una soberana tragantá al sujeto que tenía detrás, que ahora mismo ni recuerdo quién es ni me importa demasiado, siendo honestos. Como era de esperar, y tras la correspondiente tangana, ambos jugadores fueron expulsados.
Pues llega nuestro capitán, la leyenda verdiblanca Joaquín Sánchez, y, ni corto ni perezoso y tras un encuentro lamentable, dice que eso no puede suceder porque “mancha el fútbol”. Así, tal cual. ¿Tú sabes lo que mancha el fútbol, pishita? Verte por la banda con ese trote cochinero. ¿Sabes lo que mancha el fútbol? Que hasta Manolo saliera en rueda de prensa defendiendo a Nabil. ¿Sabes qué es lo realmente pringoso? Que el CAPITÁN DE MI EQUIPO eche a los leones a uno de los míos, EN PÚBLICO. Si tienes algo que decirle, se lo dices en el vestuario. Y, delante de los medios, PROTEGES A LOS TUYOS. Que ya está bien, hombre. Que llevamos años denunciando la falta de sangre y de venas hinchadas en ese vestuario, y encima nos tenemos que tragar esto. Pues no me da la gana, oye.
Nabil, sé que no vas a leer esto, pero por si acaso. ¿Que te excediste con el guantón de ayer? Pues sí, la verdad. ¿Que cualquiera de nosotros habríamos reaccionado por el estilo? Pues también. ¿Que demasiado has tardado en rebotarte, con todo lo que te dan semana tras semana sin que salga nadie del club a decir que qué cachondeo es este? Totalmente. Prefiero a un tío al que se le note que le duele la humillación, un jugador que evidencia que le duelen los palos, a un capitán de pacotilla que abandona a los suyos.
Moro, uno di noi, hoy y siempre. Y por ti me peleo con el Papa de Roma si hace falta.