Dani. No te dejes engañar. Ahora todo es alegría, normal. El Real Madrid ha ganado la 14ª UEFA Champions League de su historia, la quinta en menos de diez años. Todo es algarabía, todo es ilusión. Las cosas parecen mucho más bonitas de lo que realmente son. Pero hazme caso. No lo son.
No lo son, Dani. Todas esas promesas que ahora te ofrecen están vacías. Y lo peor es que tú lo sabes mejor que nadie. Ahora te dirán que vas a jugar más, que Kroos y Modric ya están viejos y no van a jugar tanto y que tú entonces tendrás más oportunidades de jugar en el Real Madrid y triunfar, más, al menos como titular. Y oye, la oferta es suculenta. ¿Quién no se arriesgaría por el mejor trozo de la tarta?
Pero es mentira. Comenzará la temporada y Ancelotti no tendrá lo que hay que tener para hacer la necesaria revolución del centro del campo madridista y apostar por los jóvenes de la plantilla. ¿Y si lo hace crees que apostará por tí, Dani? ¿No crees que por delante van los Valverde, Camavinga y Tchouaméni (si es que viene)? Pues claro que sí. Pero oye, que si aun así decides quedarte y Ancelotti te da la oportunidad, me alegraré por tí como el que más, porque después de todo te lo merecerías.
Pero óyeme. Hay cosas que las eternas promesas no pueden comprar. Te fuiste de un Real Betis muy diferente al que hay ahora. Imagínate lo que disfrutarías jugando en este Villamarín entre Guido, Canales y Fekir. Volviendo loca a una grada que poco a poco se va quitando la losa de la eterna derrota, que aunque te critique con la boca pequeña sabe que se desvive por jugadores como tú: de raza, corazón y entrega. Que te vas a dejar la camiseta en el césped lo sabemos todos. Que vas a llorar en la derrota y reir en la victoria. Que Pellegrini te va a sacar mucho más provecho que Ancelotti y que si de verdad quieres ir al Mundial, aquí vas a destacar mucho más que jugando los minutos que sobren de los Modric, Kroos, Valverde y Camavinga.
Así que Dani. Hazte y haznos el favor. No te dejes engañar. No te quieren. Es mentira. Vuelve.