Sí, es evidente a la vez que innegable que Joaquín es una leyenda para el Real Betis Balompié. Si alguien lo duda, el problema lo tiene él. Jugador con más partidos con la elástica verdiblanca, participación en prácticamente todas las competiciones posibles y parte importante del último título que ha llegado a nuestras vitrinas. Sus números están ahí y nadie puede negarlos. El problema es cuando dejamos de hablar de números.
Y es que, sinceramente, odio los privilegios. Me repugnan. No en este caso, en absolutamente todos y, el hecho de ser una leyenda nunca puede ser una carta blanca que sirva para campar a tus anchas poniéndote incluso por delante del escudo. Tan verdad es que ha conseguido todo lo del párrafo anterior, como que le hemos regalado la posibilidad de despedirse con gente durante toda una temporada. ¿Regalado? Algunos diréis que se lo ha ganado en el terreno del juego pero, entrando en una valoración que sí que es más personal, desde el momento en que el equipo dio el salto de calidad, Joaquín, salvo casos contados, se diluyó en la plantilla. Sin dejar de jugar, al igual que este año, pero pasando desapercibido entre sus demás compañeros. En una época en la que bien habría venido su ficha para que la ocupara otro jugador que, quizá, pudiera ayudar más o hiciera más falta. Con la posibilidad, por supuesto, de que Joaquín se despidiera con gente en un partido amistoso como lo hicieron Rubén Castro o Gordillo. Pero no, se le ha dado el privilegio de poder retirarse en activo, ocupando una ficha muy valiosa y con una trascendencia que, por edad y condiciones físcas sumado a una exigencia muy alta del plantel, es imposible que sean acorde con su figura histórica.
Y es por eso que ante tal circunstancia y viendo el papel de anoche en redes sociales, rabie. Porque el mantra de «en su tiempo libre puede hacer lo que quiera» para mí queda a un lado cuando se trata de una excepcionalidad tan grande como la que está haciendo el Real Betis con Joaquín. Como la situación es excepcional y a él lo convierte en un privilegiado en el fútbol, debe estar a la altura de ese privilegio y cuidarse un poco de aparecer más en TV por estas cosas que por jugadas y acciones sobre el césped. Y esa es la verdadera tentación de Joaquín Sánchez. Mirar más allá de sí mismo y su futuro para centrarse en un presente que, sin duda, pasa por el fútbol. Dentro de unos meses, ya veremos.
Musho Betis.