El Betis venció de manera muy tranquila al Getafe en el que el conjunto azulón no puso contra las cuerdas a los verdiblancos en ningún momento del partido. Los goles de Willian José fueron los únicos que se pudieron cantar en el Benito Villamarín pero pudieron haber sido muchos más. Y es que en Heliópolis se divierten como niños, tanto aficionados como jugadores, viendo jugar al fútbol a este Betis. Un equipo con la perspectiva de ataque siempre activa y con la intención de dominar el encuentro de principio a fin, esto es lo que quería implantar Pellegrini desde que llegó.
Y en este partido en concreto se vio quizás uno de esos partidos de los que sales siempre contento del estadio. Muchos nombres propios que mencionar, muchas acciones que revisar y sobre todo un halago que realizar por todo el esfuerzo que ha puesto el chileno para que el aficionado bético goce de ver a los suyos. Desde antes del partido ya se veían por dónde iban las fichas: este partido no se les escapaba. Estaban ante un equipo muy inestable y que podrían revelarse y ante eso, Pellegrini optó por el once de gala. Bellerín, Pezzella, Guido, Fekir, Willian, Rodri… y un renacido William Carvalho que hizo levantar a más de uno de su palco con su gran juego.
Desde el inicio del encuentro, el Betis se plantó de manera imperante en el campo. Con su 4-2-3-1 bien colocado en el césped, la intensidad con la que jugaban los verdiblancos era bestial, desde el minuto uno enchufados. Cuando más cómodos se sienten es con balón, por eso aplicaban una asfixiante presión tras pérdida ante un Getafe que penalizaba mucho por sus pequeños errores. Los nervios en los azulones por conseguir un punto eran muy notables y los errores eran cada vez más crasos. Y lo más importante para el equipo, cualquier ocasión en la que poseían el balón era sinónimo de peligro.
En un partido donde los locales mostraron su jerarquía desde el inicio, cabe destacar la profundidad de los laterales. Las bandas eran un puñal, sobre todo la derecha. Un gran Bellerín llegaba constantemente al área y ayudaba mucho las compañías de Fekir y Rodri en ese sector. Incluso cuando cogía más confianza se atrevía a armar los contraataques. Y es que, cuando les das espacios a ellos, es muy difícil salir de la cacería. Con gran capacidad para estirarse por el campo, los azulones quisieron aprovechar los huecos que podían crear los verdiblancos por las bandas aunque terminaron anulados muy rápido.
Centrándonos en el centro del campo hay que hablar de la gran dupla que se formó entre Guido y William. El chileno está haciendo una gran labor por recuperar a jugadores como el portugués, y sin duda ha sido uno de sus mejores partidos. Con la tarea de acumular el trabajo sucio para el argentino, el portugués se encargó de organizar el juego desde su mismo campo. Ambos reunieron el equilibrio en el juego verdiblanco. Tan sólo el portugués ganó 19 duelos, un verdadero muro en el centro del campo. Además de una buena ayuda a los de arriba, siempre apoyando los ataques enviando balones al espacio que descolocaban a la defensa de Míchel. Pudo ser el mejor partido del portugués en su etapa vistiendo la elástica verdiblanca.
Y en la línea ofensiva, más de lo de siempre. Fekir y Rodri pletóricos. Agilidad y velocidad en el juego cerca de los tres cuartos, sensación de peligro siempre que llevaban el balón en los pies. Da igual la distancia a la que se encontrasen de la portería, su juego hacía pensar que llegarían tranquilamente a batir al portero.
A todo esto se sumaba Willian José. El Tigre de Alagoas lleva ya 4 goles en 4 partidos, y es normal con las cualidades que posee. Gran posicionamiento, buen manejo del balón pero sobre todo una gran capacidad para recibir de espaldas. Sus asociaciones con jugadores como Fekir deben fructificar mucho para ver un mayor potencial de ataques. Su evolución está siendo increíble y de momento es titular por delante de Borja Iglesias, veremos a dónde puede llegar el año del brasileño cedido por la Real.
Un punto a mejorar, la definición. Por suerte, en este partido pudieron llegar los goles, pero también pudieron ser muchos más. Si se consigue seguir puliendo la definición y convertir todas las ofensivas que se generan en goles, hablaríamos de una versión muy poderosa del Betis. Próxima parada: Hungría, a seguir sumando victorias en una racha que querrán hacer costumbre en esta temporada.
