Muy lejanos ya los tiempos del Currobetis que ganaba a los grandes y perdía contra cualquiera, y casi innobrable para algunos su más reciente revival, el actual Betis de Pellegrini es absolutamente previsible: pierde siempre contra equipos superiores sobre el papel, y gana a todos los que se le suponen inferiores. Esta asombrosa regularidad es tranquilizadora para el quinielista pero inquietante para el bético de cara al derbi, porque, hay que reconocerlo, el actual Sevilla es a priori mejor equipo que este Betis. Así lo dicen los datos, por más que las distancias se hayan estrechado en los últimos meses. ¿Significa esto que el Betis no tenga opciones para el partido del domingo? En absoluto, pero sí conviene aprender de la experiencia de las derrotas de esta temporada y de los aciertos del derbi del año pasado para tratar de revertir esta tendencia.
¿Qué ha hecho sufrir esta temporada al Betis de Pellegrini? Vistos partidos como los del Wanda, Villarreal o la primera mitad ante el Celtic se pueden sacar dos conclusiones: el equipo lo pasa mal contra equipos que le ganan la posesión de balón, y ante rivales que provocan problemas de asignación de parejas en las bandas a su 4-4-2 defensivo. Desgraciadamente el Sevilla suele tener esta temporada posesiones muy altas, y sus laterales juegan bastante arriba. Afortunadamente, Pellegrini ya usó en enero de 2021 (1-1) armas para contrarrestar esas características, y en ellas podrían estar las claves de este derbi.
1. Ganar la batalla de la posesión. Más allá de gustos personales, los hechos indican que Betis y Sevilla necesitan el balón para controlar el juego, y lo suelen lograr gracias a la presión postpérdida o Gegenpressing: se trata de encerrar al rival en su propio campo y cerca de su área, y en caso de pérdida allí presionar breve pero fuertemente, ante un rival sin espacios por falta de tiempo para desplegarse, recuperando así el balón de inmediato. Naturalmente no es fácil entrar en esos ciclos ni evitar que el rival te someta a ellos, para lo que el Betis a su vez deberá, cuando tenga el balón:
– Conservar la posesión cuando el Sevilla le presione. Para ello habrá que tomar riesgos razonables en la salida de balón, y en caso de necesidad…
– Que sea Bravo el encargado de jugar largo. Ayudará que el césped no esté excesivamente mojado para acortar el bote de sus pelotazos, y que Borja o Willian José hagan un buen juego de espaldas.
Cuando lo pierda:
– Prolongar más allá de lo habitual la presión, para evitar a toda costa que el Sevilla logre estabilizar sus posesiones e instalarse en campo bético.
– Evitar que la línea defensiva recule demasiado cuando el Sevilla tenga la pelota, a riesgo de dejar espacios a la espalda de nuestra defensa, peligro que hay que evitar a su vez con presión sobre el pasador rival.
Ambos puntos requieren, lógicamente, un esfuerzo defensivo extra que sin duda la motivación de un derbi facilitará.
2. Cuando, pese a todo, el rival logre prolongar su jugada de ataque será fundamental que los extremos béticos sigan rigurosamente a los laterales sevillistas, para lo que Pellegrini tiró la temporada pasada de unos esforzados Ruibal y Lainez.
Un último detalle importante en defensa posicional será evitar que el Sevilla salga en conducción por el lado de Koundé, orientando hacia el costado de Diego Carlos el 3 vs 2 de Fernando y los dos centrales sevillistas contra Fekir y Borja (o Willian José), y obligando así al Sevilla a iniciar su jugada a pie cambiado y con el jugador menos hábil con balón. Ahí el sacrificio de los delanteros béticos será muy importante.
Lograr estas pequeñas victorias tácticas acercará al Betis al triunfo global; luego, la fortuna y la calidad individual decidirán.
Que gane el Betis, sea o no el mejor.
