El Real Betis se vacío y suma la segunda derrota consecutiva en Liga en un derbi muy condicionado por doble rasero de Mateu Lahoz, que otra vez volvió a decantar la balanza a favor de un Sevilla FC que apenas disparó a puerta una vez para marcar dos goles. El Betis, con uno menos tras la expulsión de Guido, no fue rival y se marcha al parón en una crisis más razonable que alarmante.
El Betis no fue peor que el Sevilla. Al menos hasta la expulsión de Guido, clave para comprender el resultado final y las aplastantes estadísticas visitantes. Pero fuera de los datos hay más partido y el raciocinio hace ver que, pese a las dudas y temores, los de Pellegrini aguantaron muy enteros y estuvieron muy vivos pese al dominio de los de Lopetegui. El Sevilla tuvo más la pelota, pero no por ello más peligro. Es más, las ocasiones más claras fueron de los verdiblancos, que hasta vieron como se le anulaba un gol por claro fuera de juego de Bellerín. También Rodri tuvo un disparo ajustado con la izquierda que tuvo que sacar Bono como pudo y evitar que se colara. El Betis no era mejor, pero la torpeza de Guido y el bajo listón de Mateu acabó con el argentino expulsado por dos faltas, de amarilla ambas, pero demasiado leves para condicionar un partido tan igualado de tal manera. Hoy Mateu no tuvo el temple y la mano izquierda que atesora y que tiempo después sacó y se cargó el partido literalmente. Desde entonces, poco pudo hacer el Betis.
Tras el descanso, fallo de Pellegrini. Metió a William Carvalho y sacó a Willian José, mandando un claro mensaje de que el objetivo del partido era resistir atrás y renunciar al ataque. El que haya visto algún que otro partido del Betis esta temporada sabrá que eso nunca le ha funcionado y hoy no iba a ser menos. El asedio del Sevilla era claro y la intensidad defensiva del Betis, nula, todo sea dicho. Pero también habría que recalcar que el tanto sevillista llegó en el primer tiro a puerta. Un zurdazo de Acuña que se cuela por la escuadra. A perro flaco todo le son pulgas.
Si el Betis se mantuvo con alguna que otra remota opción en el partido fue gracias a la racanería de un equipo como el Sevilla de Lopetegui. Dubitativo y conservador, que no buscó con ahínco en segundo y prefirió tirar de inteligencia y control, no rifar balones y mantener el resultado. En esas el Betis llegaba alguna que otra vez, dejándose ver por campo rival en internadas de Bellerín o Fekir, sobre todo Fekir. Que tuvo que ver como Mateu le pedía que se levantara después de recibir la plancha de Jordán en el tobillo. Ahí sí tuvo el valenciano la sangre fría que no tuvo para expulsar a Guido. Que se levantara, dice…
Pero la suerte estaba de espaldas a un Betis que, pese a querer tirar de orgullo en el quiero y no puedo de una eterna segunda parte, vio como Bellerín se introducía en propia puerta el segundo tanto del rival. Encima, el posible fuera de juego de Montiel sigue en la duda después de ver las famosas líneas del VAR tiradas de aquella manera.
Mal partido del Betis en líneas generales, pero queda la duda de saber qué hubiera pasado si el partido se mantiene en el bonito y disputado once contra once. Los de Pellegrini se van al parón sumando cero de seis ante dos rivales Champions y con mejor y más plantilla. ¿Crisis? Ojalá todas las derrotas de este Betis en esta temporada fueran solo ante tales colosos.