La victoria del Real Betis anoche en el Benito Villamarín fue quizás de las más fáciles de obtener, pero de las más importantes por la recompensa. Esos tres puntos, junto a la victoria del Bayer Leverkusen ante el Celtic, supusieron el pase a los play-off de octavos donde nos enfrentaremos ante un equipo Champions. Fue un encuentro pasado por agua donde los verdiblancos dominaron un encuentro a medio gas. Simplemente, hicieron lo que necesitaban hacer de manera pragmática.
El conjunto de Pellegrini saltaba al campo con varias rotaciones por las múltiples bajas que contraen. Bravo defendía la portería, mientras que Miranda, Bartra, Edgar y Bellerín escoltaban el área verdiblanca. Guido Rodríguez iba acompañado de un Canales que se está encontrando cada vez más en el doble pivote. En la línea de mediapuntas, Joaquín y Rober se iban intercambiando las posiciones dejando lucir la calidad de ambos jugadores. Por la izquierda, Tello dejaría algunos destellos por la banda. Borja Iglesias se hallaba como punta de ataque en un partido plano del gallego.
La primera mitad del encuentro se vería claramente dominada por los béticos. El Ferencváros apenas salía de su campo, la posesión estaba totalmente a favor de los locales (cerca del 70-30) y lo mejor es que se producían muchas ocasiones sin demasiado esfuerzo. Se impuso un ritmo medio, con energía pero mucha templanza, no querían confiarse en exceso. El primer gol llegó después de un gran pase filtrado de Joaquín dejando rotísima a la defensa húngara en ese momento. Este evento sería lo más destacable, ya que el equipo de Stöger no avanzó mucho en el juego. Con las líneas juntas y mucho repliegue en su área, hacían de su campo un búnker en el que el Betis terminaba con la bombilla apagada.
Al comienzo de los segundos 45′ el guion fue prácticamente el mismo, un monólogo del Betis que debió haber obtenido un marcador con mayor diferencia. Juego cómodo con balón y fácil detención de jugadas rivales por parte de los sevillanos. Aún así, los húngaros intentaron dar algún golpe ante el exultante dominio bético. Entre los minutos 60 y 70, el equipo rival pudo haber tenido alguna oportunidad para recortar distancias, sobre todo después del segundo tanto de Canales. Gracias a la velocidad de los delanteros rivales, consiguieron sorprender a la defensa en alguna ocasión, pero andaban con la pólvora mojada y cualquier acción fue detenida, bien por Bravo, bien por los defensores.
Partido que era asequible para el conjunto verdiblanco y del que cumplieron con su deber: ganar. Con el último partido en Glasgow, el conjunto de «El Ingeniero» marchará tranquilo al saber que ya tienen asegurado su pase a la siguiente fase.