Tras certificar el pase a la siguiente ronda de Europa League con la victoria frente al Ferencvaros, el Real Betis buscaba el cuarto puesto en casa frente al Levante UD. Sin muchas sorpresas, Pellegrini partía con Álex con Ruibal en los laterales, pareja de centrales para Víctor y Bartra, doble pivote formado por Guido junto a Guardado y Willian José por delante de la línea de tres mediapuntas conformada por Juanmi, Fekir y Sergio Canales.
Tras recibir el gol en contra tan pronto, el equipo de Pellegrini tenía una dura tarea por delante: remontar mediante un ritmo bajo. Dadas las capacidades del rival para contragolpear, no podía permitirse precipitarse, imponer un ritmo alto, porque corría el riesgo de perder balones en zonas sensibles y verse obligado a correr hacia atrás. Y así fue. Los del Ingeniero no mantuvieron la calma, se precipitaron, y en muchas ocasiones tuvieron que transitar defensivamente para evitar los contragolpes del conjunto levantinista. Aún así, a pesar de no controlar de la mejor forma posible el partido, generó ocasiones en área rival para empatar. La calidad del equipo verdiblanco sumada a las dificultades en área propia de los levantinistas se transformaban en ocasiones.
En la segunda mitad el Betis sí supo manejar el ritmo del partido. Se organizó, impuso un ritmo bajo, presionó mucho mejor tras pérdida y se alimentó del olfato de Juanmi en área contraria para encontrar los goles de la remontada. Era imprescindible bajar el ritmo, controlar la situación mediante la pelota, permitir a Fekir y Canales recibir con ventaja, y así lo hicieron los verdiblancos en el segundo asalto de la contienda.
Pese a los problemas en la primera parte por el exceso de precipitación, en la segunda se organizó, se impuso y encontró en Juanmi el mejor arma para que los goles fueran cayendo uno tras otro. Pellegrini volvió a ajustar detalles al descanso y el equipo volvió a responder de la mejor forma posible: remontando y ofreciendo una imagen prácticamente inmejorable.