“Betis bueno, Sevilla caca”, una frase que se ha dicho aquí toda la vida de Dios, al menos en media Sevilla, y no pasa nada, que nadie se eche las manos a la cabeza porque es lo más normal y sano del mundo. Me atrevería a decir que debería ser hasta obligatorio, forma parte de nuestra cultura popular, siendo además una de nuestras más ancestrales tradiciones futbolísticas. Circula últimamente por Sevilla una nueva corriente que intenta menospreciar esta bella tradición tan propia de nuestra idiosincrasia, con ella se intenta inculcar a los más pequeños el saludable rechazo a nuestro vecino y rival. Por supuesto que nadie piense que esto tiene que ver con la violencia, cualquier sevillano que tenga cierto criterio sobre la realidad de nuestra eterna rivalidad sabe a ciencia cierta que es pura güasa sevillana.
Hay que tener en cuenta que nuestros hijos son fácilmente manipulables y en toda buena familia hispalense siempre hay un tito, un cuñado, un suegro o un padrino del lado oscuro, que aprovechando la dulce inocencia de nuestros pequeños, puede aprovechar la más mínima ocasión para inocularle la pasión por el palanganismo y eso no se puede consentir, hay que estar ojo avizor pues hay tela de mamonas en nuestro círculo más intimo.
Lo primero que debe hacerse nada más nacer la criatura es comprarle la equipación del Betis y hacerle una foto para que quede constancia de que el niño era ya bético antes de coger la teta y en cuanto se pueda buscar el enchufe para conseguir colarlo en el césped y hacerle la fotografía con nuestro ídolo verdiblanco, es por eso que en miles de casas sevillanas no falta la foto de marras del churumbel con Gordillo, Cardeñosa, Alfonso, Denilson o Joaquín.
Pero lo más importante es el trabajo diario, ¿qué cojones es eso de que ya elegirán ellos cuando sean mayores? Es nuestra casa, son nuestros sentimientos, son nuestros colores y son nuestros hijos, por mí como si de mayor le da por ser hetero, gay, polisexual, binario o ecosexual… ¡Lo que quiera, pero del “beti güeno”!
A mi hija desde muy pequeña al arroparla siempre le repetía la misma frase: “buenas noches, hasta mañana, te quiero mucho, Betis bueno…” y ella solita respondía “Sevilla caca”. No es tan complicado, solo se debe hacer lo correcto y por supuesto intentar captar, si es posible, a alguno del lado oscuro y traérselo al universo verdiblanco. Así que ya sabéis ¡BETIS BUENO, SEVILLA CACA!