Tras el triplete de victorias en los últimos partidos, el Betis de Pellegrini visitaba Anoeta en busca de clasificarse para las semifinales de la Copa del Rey. Con el objetivo en mente, Pellegrini partía con Rui Silva en portería; Álex, Víctor, Bartra y Sabaly; Edgar junto a Carvalho y el trío Juanmi, Fekir y Canales por detrás de Borja Iglesias.
El Real Betis cuajó un partido tremendamente completo de inicio a fin. Comenzó el enfrentamiento muy bien plantado: ganando duelos, haciéndose fuerte en todas las zonas del campo, saliendo bien desde atrás… pero el trabajo táctico de Pellegrini en la presión fue quien marcó la diferencia. Desde el 4-4-2 con Borja junto a Nabil en punta, los del Ingeniero supieron reajustarse constantemente para ir a la presión y estuvieron francamente solidarios con sus compañeros para ir a cada ayuda. La Real lo pasó realmente mal en salida de balón. El equipo verdiblanco aprovechó este buen tramo de juego para irse al descanso 0-1 arriba.
En el segundo asalto, e incluso en un tramo anterior, el Betis se ve obligado a resistir en área propia; tenía el objetivo de sobrevivir a esos tramos de inferioridad para mantener el resultado y no pudo hacerlo mejor. Rui Silva apareció con una heroica parada, Víctor y Bartra supieron sufrir, la pareja de laterales fueron capaces de estar sólidos en cada acción… y para colmo los de Pellegrini a las primeras de cambio que consiguieron transitar situaron el 0-2 gracias a la magnífica actuación de Juanmi Jiménez. A partir de aquí lo gestiona a las mil maravillas: está sólido atrás, genera ocasiones en transición y obtiene largos tramos con la pelota. Supo resistir para, al contragolpe, acabar goleando.
El trabajo táctico del técnico chileno en la presión sumado al nivel de precisión en las áreas y la altísima intensidad en cada duelo individual transformaron lo que se preveía como una dificultosa noche en una goleada espectacular.