Con motivo de la retirada definitiva de Iker Casillas, en OndaBética nos vemos obligados a rendirle un sentido homenaje al que para muchos – y también para quién escribe estas líneas- ha sido y será el mejor portero de la historia, o al menos, el que más alegría ha dado en este país. Referencia para toda una generación y sin poder olvidar la eterna imagen alzando la Copa del Mundo al cielo de Sudáfrica.
Es por eso que, en clave verdiblanca, queremos recordar dos momentos en la carrera de Iker Casillas. Su primera y su última vez frente al Real Betis Balompié. Club al que se ha enfrentado en infinidad de vez y, dicho sea de paso, con mejores resultados para los blancos que para los de Heliópolis.
Para encontrar su primera vez frente al Betis tenemos que irnos veinte años atrás, a la temporada 99/00 en la que un imberbe Iker Casillas debuta con el primer equipo del Real Madrid. Su célebre debut en San Mamés se había producido en la jornada 3 de aquella temporada. Casillas fue titular también en la jornada 4 ante el Deportivo de la Coruña y no volvió a jugar hasta la jornada 10 ante el Atlético de Madrid por la expulsión en la segunda parte de Bizarri. Cinco jornadas después, Vicente del Bosque – que había sustituido a Toshack- le da la titularidad definitiva y aquella temporada acabaría disputando 27 partidos.
¿Pero donde entra el Betis en esta historia? Pues en la jornada 18. El Betis de Carlos Timoteo Griguol se presenta en el Santiago Bernabeu con una plantilla que mantenía herencias de la finalista del Copa en el 97 con Alfonso, Cañas, Vidakovic, Finidi y Alexis. Eran los primeros partidos de Luis Fernández, Denilson y Toni Prats, protagonista de lujo de este partido. El Real Madrid acabó ganando 2-1 gracias a los goles de Morientes y Guti, pero el anteriormente citado guardamenta bético sería quién se ganara el recuerdo para la historia al anotar el gol postrero de falta directa. El segundo gol de la temporada, pues ya se había estrenado unas jornadas antes ante el Atlético de Madrid convirtiéndose, además, en el primer portero de La Liga en conseguirlo de esa manera. Aquel partido se disputó en la noche del cinco de enero del 2000 y como curiosidad, Carles Aleñá cumplía dos años.
En la jornada 37 de aquella temporada 99/00, Casillas visitaría por primera vez el Benito Villamarín ganando por 0-2 y certificando el descenso del Betis a Segunda. Los goles de Anelka y Roberto Carlos sellaron la derrota verdiblanca con Faruk Hadzibegic en el banquillo.
Ahora nos remontamos a la temporada 11/12 en la que el Betis de Pepe Mel andaba luchando por una plaza europea que acabó consiguiendo gracias, entre otras cosas, a los goles de Rubén Castro y Jorge Molina y a la camada de canteranos como Adrián SanMiguel, Álex Martínez, Beñat, Cañas, Nono y Pozuelo. Aquel Betis, que venía de recibir un correctivo en el Pizjúan, se impuso al Real Madrid gracias al solitario gol de Beñat al cuarto de hora de partido. El Madrid de Mourinho hincó la rodilla en el Villamarín aquel 24 de noviembre de 2011, y a la larga, se convertiría en la última visita como titular de Iker Casillas a Heliópolis y en la única victoria verdiblanca ante «el Santo».
Siete jornadas después Casillas sufriría aquella rotura en la mano que, sumada a la ya archiconocida historia con Mourinho, le impidió disputar un solo partido hasta la jornada 34 de la siguiente temporada. En medio, tres partidos ante el Betis que el de Móstoles vio desde el banquillo. Los tres con derrota verdiblanca por 3-1, 2-1 y 0-5. Sí, el de la estatua de Andersen en el gol de Bale. Aquella temporada el Betis descendió a Segunda como colista y no estuvo presente en la última temporada de Iker Casillas en La Liga, que tras jugar 21 partidos en dos temporadas, acabó despidiéndose con 32 partidos en la 14/15.
Pero la relación entre Casillas y el Betis no acaba ahí. Dejando a un lado los rumores que situaron a Iker en el equio verdiblanco hace un par de veranos, el pasado mes de julio de 2019 el Real Betis se enfrentó al Oporto en el Municipal de Portimao en las semifinales de la Copa Ibérica. El Betis quiso regalarle a Casillas -en las filas del club portugués pero alejado tras el infarto sufrido unos meses antes- una camiseta bética en manos de su amigo y excompañero Joaquín. Iker agradeció el presente con un sentido mensaje en sus redes sociales: «Un detalle muy grande a la altura de un club inmenso. Suerte para esta nueva temporada que empieza pronto. Un abrazo al Real Betis y sus seguidores».
Tras su retirada, la relación entre Casillas y el Betis en los terrenos de juego ha puesto su punto y final, pero quién sabe que deparará en el futuro para San Iker, el que nos hizo cumplir un sueño y ser los campeones del mundo. Y aunque por 180 minutos al año fuera el portero rival en los intereses béticos, siempre fue, es y será el portero de todos. Iker Casillas y el Betis volverán a encontrarse pronto.