El Real Betis viajará la próxima semana a Alemania con la obligación de remontar la eliminatoria después de caer por 1-2 en el Villamarín ante el Eintrach de Frankfurt en un partido igualado, con ocasiones en ambas porterías, pero donde los errores defensivos fueron claves para la derrota. Aun así, el Betis mejoró la imagen de los últimos partidos.
Pudo ser mucho peor y quizás por ello los verdiblancos pueden dar por bueno un resultado que los mantiene con vida para visitar el Deutsch Bank Park la próxima semana. Los germanos tuvieron más y mejores ocasiones, fallaron un penalti, pero dejaron ver que un Betis más calmado y preciso les podría hacer mucho más daño. Las bajas en defensa fueron demasiado determinantes. Pero hay luces dentro de la oscuridad.
Al Betis le costó un mundo domar la bravura de un Eintrach que demostró tener más físico que un Betis muy mermado por la carga de partidos. Los de Pellegrini no eran capaces de salir de la presión con la pelota jugada, pero cuando lo hacían, Fekir tenía el punto de inspiración suficiente para generar mucho peligro. Le falto al equipo saber acompañarlo, a Alex Moreno por su banda o a un Juanmi con más continuidad en ataque, pero el partido estaba muy abierto. Incluso con el primer gol. Un centro de Kostic se envenena y se le cuela a Claudio Bravo por encima. Imposible llegar, pero quizás pudo hacer mucho más.
El Betis supo responder al golpe y el partido seguía muy equilibrado, aunque los cuatro defensas eran auténticos flanes a la hora de sacar la pelota y les costaba demasiado armar una jugada para que los Fekir, Canales o Willian José llegaran con frescura a línea de tres cuartos. En una de esas, un Fekir en su salsa recibe al espacio, controla para orientarse y cruza el disparo con el interior imposible para Trapp. El Betis empataba el partido con todo merecimiento, pues la momentánea victoria visitante era completamente injusta.
Pero el Betis se pegó un tiro en el pie demasiado pronto. Ahogado de nuevo por la presión arriba, que tampoco era demasiado intensa pero sí lo suficiente para que los centrales y laterales del Betis no tuvieran pase al frente, Edgar regala la pelota al rival y encima se come el control orientado de Lindstrom, que se planta en el área y encuentra el pase de la muerte a Kamada para que marque a puerta vacía. El resultado no se volvería a mover, pero casi que esa es la mejor noticia para el Betis.
Y eso que en ningún momento fue peor que su rival. El Eintrach simplemente tuvo más temple y confianza para saber usar sus cartas y aprovechar los errores del Betis. Incluso Santos Borré falló un penalti, que detuvo Claudio Bravo. Un penalti, por cierto, totalmente vergonzoso por parte de un Marco Guido que no tuvo su mejor día como árbitro.
Los cambios en la segunda parte mejoraron al Betis, pero le hicieron perder el control del centro del campo y las únicas llegadas fueron desde las bandas. Miranda mejoró a Aitor Ruibal, Joaquín dio frescura al equipo y a Borja Iglesias apenas le llegaron balones. El partido iba pasando y el Betis se iba volcando. Y el Eintrach desperdiciando llegadas que se iban al limbo por falta de puntería o por obra de Claudio Bravo.
No pudo el Betis meterle mano al Eintrach, al que le creó peligro, pero regaló la victoria con errores que parecían olvidados, pero también muy influenciados por el físico alemán. Tocará remontar en Frankfurt, pero la mejor de las noticias es que la versión rácana del Betis en partidos como ante el Zenir, Mallorca o Rayo se ha esfumado. Jugando así se ganará más que perderá.