El Real Betis de Pellegrini consiguió ganar de nuevo en liga tras una racha malísima donde el físico por la acumulación de partidos se resentía de una brutal manera. En la tarde del domingo recibió a un Athletic Club que podría dejar estragos en la defensa verdiblanca con los hermanos Williams y Oihan Sancet. Las rotaciones del técnico chileno de cara a las siguientes citas hicieron ver un doble pivote algo peculiar con Guido y Paul en la medular.
El encuentro sería bastante igualado «a priori», sobre todo por las bandas. Sabaly y Miranda tenían la dura misión de proteger los laterales ante jugadores tan hábiles como Nico Williams y Berenguer. Misión que pudieron cumplir durante una hora y que evitaron que la pesadilla de los últimos 30 minutos fuera bastante más ligera de sobrellevar. En otro aspecto, cabe recalcar el partido de Sabaly. Aunque todavía le falte mejorar en la toma de decisiones, su juego ofensivo ha ayudado mucho al equipo.
Abarcando todo el carril derecho, el lateral senegalés estuvo constantemente poniendo en advertencia a la zaga vasca. Su conexión con Canales cerca del último tercio del campo facilitó la circulación del balón cerca del área de Unai Simón. Otro nombre a destacar era el de Paul Akouokou. Se marcó un gran encuentro junto con Guido. Sin destacar en nada durante el partido, llegó a cumplir con creces. Ganó seis de los nueve duelos por el balón y además, demostró ser un buen apoyo para Guido.
A pesar de ello, hay un jugador al que se le ha ido la chispa: Juanmi Jiménez. El extremo de Coín parece haber perdido esa racha tan importante para la temporada del equipo. Cada vez se le ve más inseguro aunque se entiende también que le hace falta un descanso, al igual que a todo el equipo. Aún así, se sigue esperando que vuelva al nivel de principios de temporada para acompañara al grupo a conseguir los objetivos de esta temporada.