El Real Betis se queda apeado de la Europa League después de un duro, noble y vibrante partidazo que regalaron junto al Eintrach de Frankfurt, quienes estarán en el bombo de los cuartos de final después de encontrarse con un injusto y cruel gol en el último minuto de la prórroga.
El futbol tiene estas cosas. Capaz de lo mejor y de lo peor. Pero así es y por eso es el mejor y más bonito deporte del mundo. El Betis salió vivo del partido de ida en el Villamarín donde el Eintrach pudo golear y estuvo más que vivo durante los 90 minutos del partido de vuelta en el Deustche Bank Park, donde los locales se estrellaron en el palo hasta en dos ocasiones y metieron el miedo en el cuerpo todo el rato a un Betis muy superado.
Hasta el descanso, los de Pellegrini notaron haber salido de su zona de confort. Pagó el precio de ser un equipo español: tan falto de ritmo, tan poco acostumbrado al juego rápido e intenso, tan malacostumbrado a las faltitas que los árbitros pitan hasta sin querer. El colegiado dejó que el partido fuera duro y noble y el Betis estuvo muy perdido durante la primera mitad. Las mejores ocasiones fueron de los locales, que vieron como hasta dos ocasiones acabaron despejadas por los palos de la portería, y que dejaban vivo a un Betis que no había dicho su última palabra.
Tras el descanso, Pellegrini se vio obligado a sacar a Miranda del campo, lesionado, y dar entrada a Juanmi. El Betis ganó puntos en la batalla física que se estaba librando sobre el verde y acabó ganándola con la entrada de William Carvalho, que se convirtió en un balón de oxígeno para sus compañeros. Los verdiblancos fueron poco a poco sacando la cabeza y pudiendo hacer un juego más reconocible, sobre todo gracias al desgaste físico de los alemanes, que pagaron llevar cinco partidos con el mismo once titular. Aunque le costó dar el paso atrás y querer apostar por conservar la ventaja, lo acabaron haciendo y quizás pareciera demasiado tarde, pues el Betis no fue capaz de tener al Eintrach en su campo hasta pasado ya el minuto 85. Pero sería más que suficiente.
En una jugada de auténtica fe, Ruibal pelea una pelota dividida después de recibir el pase de Fekir. El catalán encuentra de nuevo al francés, que sin oposición por primera vez en todo el partido, cabalga dentro del área, encuentra el pase y Borja mete la pierna para batir a Kevin Trapp en el 90. El delirio verdiblanco era monumental. Partido a la prórroga y todo por decidir. Mérito tremendo de un equipo poco acostumbrado a este tipo de batallas.
La prórroga tuvo de todo. El Betis gozó de la mejor ocasione posible después de un tiro de Diego Lainez, que toca en un defensa, se queda muerta en el aire y Borja aparece para meter la cabeza con la portería vacía y el portero desprevenido. La suerte se alió esta vez con los germanos, pues su remate se fue al larguero cuando parecía más imposible fallarla. Ahora sería el Betis quién dejara vivo a su rival, que en ningún momento mereció llevarse la eliminatoria.
Pero, o el futbol es así o la suerte castiga a los que no la merecen. En la última jugada del partido, una falta de Guido sobre Kostic es centrada por el propio jugador serbio. La pelota vuela a espalda de una defensa muy adelantada, sobrepasa la línea, Rui Silva hace una mala salida y entre el propio Guido y un jugador alemán, la pelota acaba entrando en la portería. El VAR revisó una posible falta al portero, pero ahí no había más que demasiado castigo y crueldad para un Betis valiente, que lo dio todo y que se hizo grande en un partido donde lo normal era empequeñecerse.
Los verdiblancos se despiden de la Europa League con la cabeza alta y con el orgullo inflado. En ningún momento estuvo clasificado, y quizás por eso duela menos, pero la sensación de haber plantado batalla en unas condiciones totalmente adversas, es para estar más que contento esta noche.
