En esta ocasión, y a diferencia del de Mendizorroza, el bocata que llevó la cuadrilla bética en la fiambrera no pudo ser de tortilla, sino que lo hicieron de cemento. El Plan de obras vigués no coincidía con la hora de la comida, por lo que la de los obreros del Ingeniero, más que una jornada laboral difícil de digerir, fue una tarea que generó mucha «morriña». Andaluza, que no gallega. Espeso y poco creativo en la circulación de balón, con continuas pérdidas en plena fase de la elaboración del juego, y con más peligro sufrido que generado. Uno de esos partidos complicados de ver y, especialmente por el resultado, aún más fáciles de olvidar. El Real Betis de Manuel Pellegrini es un equipo hecho por y para tener el balón. De ahí que, mientras más minutos pasaban los pupilos del ‘Chacho’ Coudet en posesión de la pelota, más remotas eran las posibilidades de victoria para los verdiblancos.
En Balaídos se vio a uno de los Real Betis menos lúcidos de toda la temporada, pero también era uno de los Real Betis más condicionados. En lo físico, lo anímico y en cuanto a individualidades se refiere. El vaivén de trabajo y sentimientos experimentando por los obreros béticos en las últimas semanas tuvo su culminación con el cierre de la obra europea. La culminación, dramática culminación, del Plan 2.0 en Europa pudo tener consecuencias (negativas) aún mayores de las que finalmente se vieron en la última jornada laboral de los peones béticos. El cansancio acumulado pedía a gritos un parón de selecciones que permitiera tanto a los jugadores recuperar fuerzas como al propio Manuel Pellegrini rescatar piezas importantes de la enfermería. Al igual que ha ocurrido en otros encuentros, las ausencias de jugadores como Álex Moreno y, especialmente, Nabil Fekir definieron a la perfección la actuación de los verdiblancos en Vigo.
A pesar de no conseguir los tres puntos, «desaprovechar» los pinchazos de sus más inmediatos perseguidores y justificar con su juego los continuos bostezos efectuados por toda la parroquia verdiblanca durante la totalidad de encuentro, en el Real Betis de Manuel Pellegrini siempre hay un hilo bueno del que tirar. Incluso las tareas más incompletas de la cuadrilla bética tienen detalles y particularidades que nunca está de más guardar y repetir en días posteriores. Mientras que a uno de sus obreros cabe destacarle la continuidad de su rendimiento, a otro es obligatorio elogiarle su implicación de última hora, cuando ya no se contaba con él para el Plan del Ingeniero. A la masterclass de anticipaciones de Marc Bartra en Frankfurt se le sumó otra sólida actuación defensiva ante el Celta. Así como, en lo que a Paul Akouokou se refiere, sus inclusiones en el once bética son oportunidades perfectamente aprovechadas. Ya son tres porterías a cero en los últimos 90 minutos reglamentarios. Un empaque defensivo que el Real Betis ansiaba recuperar, y recuperó.